En 1977, se descubrieron por humanos los respiraderos hidrotermales de aguas profundas, que son entornos de alta temperatura y alta presión, y cómo las criaturas que allí habitan se han adaptado a sus hábitats aún se está revelando. Estamos abordando la pregunta de si existen adaptaciones específicas en los exoesqueletos de los crustáceos que habitan en los respiraderos hidrotermales de aguas profundas que les permiten soportar condiciones de alta temperatura y presión. Observamos que dos crustáceos de los respiraderos, a través de la evolución convergente, poseen una estabilidad térmica que es 2.8 veces mayor que la de cuatro especies costeras diferentes, lo que les permite sobrevivir en los entornos de temperatura extremadamente alta de su hábitat. Esto está influenciado por diferentes compuestos con una composición elemental similar. Los conocimientos adquiridos al estudiar crustáceos en entornos tan extremos pueden ofrecer perspectivas invaluables sobre los avances en la evolución biológica.