La reserva cerebelosa compensa y restaura funciones perdidas debido a daños cerebelosos. Esta es una propiedad fundamental de la circuitería cerebelosa. Los estudios clínicos sugieren (1) la implicación de la plasticidad sináptica en la corteza cerebelosa para la compensación y restauración funcional, y (2) que la integridad de la reserva cerebelosa requiere la supervivencia y el funcionamiento de los núcleos cerebelosos. Por otro lado, estudios fisiológicos recientes han demostrado que el modelo interno de avance, incrustado en el cerebelo, controla la precisión motora de manera predictiva, y que mantener el control predictivo para lograr un movimiento preciso promueve en última instancia el aprendizaje y los procesos compensatorios. Además, dentro del marco propuesto del filtro de Kalman, el estado actual se transforma en un estado predictivo en la corteza cerebelosa (paso de predicción), mientras que el estado predictivo y la retroalimentación sensorial de la periferia se integran en un estado filtrado en los núcleos cerebelosos (paso de filtrado). Basándonos en los estudios clínicos y fisiológicos mencionados, proponemos que la reserva cerebelosa consiste en dos mecanismos elementales que son críticos para las funciones cerebelosas: el primero está involucrado en la actualización de predicciones en la corteza cerebelosa residual o afectada, mientras que el segundo actúa ajustando sus pronósticos actualizados con el estado actual en los núcleos cerebelosos. Las lesiones en la corteza cerebelosa afectarían el comportamiento predictivo, mientras que las lesiones en los núcleos cerebelosos impactarían en los ajustes de los comandos neuronales. Postulamos que las múltiples formas de plasticidad distribuida en la corteza cerebelosa y los núcleos cerebelosos son los eventos neuronales que permiten que la reserva cerebelosa opere in vivo. Este modelo de bucle entre la corteza y los núcleos cerebelosos atribuye dos funciones complementarias como los fundamentos detrás de la reserva cerebelosa.