El objetivo principal del artículo es presentar los resultados de una investigación llevada a cabo en la elaboración y validación de una hoja de ruta ideal para la adquisición de sistemas integrados de gestión (ERP) adecuados a las características de las pequeñas y medianas empresas (PYME). La hoja de ruta proporciona una visión general de los pasos a seguir en la adopción de un ERP y orienta no en la elección del sistema o proveedor, sino en la necesidad de evaluar las adecuaciones e impactos en el cambio de la organización. Estos cambios no son secundarios o periféricos a la adopción del ERP; de hecho, definirán el funcionamiento potencial del sistema y, en consecuencia, la eficacia de la adquisición. El trabajo de campo se realizó en dos etapas: en la primera se investigaron diez empresas, y tuvo lugar después de la revisión bibliográfica sobre los modelos de adopción de tecnologías de la información; esta etapa fue útil para ajustar los conceptos teóricos a la realidad de las PYME. La segunda etapa tuvo lugar después de la elaboración del guión ideal y tuvo por objeto validarlo en dos empresas. La investigación realizada tiene limitaciones, pero los resultados son relevantes en vista de la escasez de literatura adecuada sobre la adopción de ERP por las PYMEs. El modelo elaborado demostró ser más detallado que los procedimientos empresariales utilizados y, en consecuencia, útil para las PYMEs en fase de actualización tecnológica con ERP.
1. INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas, ha habido un discurso enfático y a menudo repetitivo en el mundo académico sobre la necesidad de que las empresas busquen soluciones que les permitan ganar en competitividad, permitiéndoles así actuar de forma compatible con las exigencias globales y la intensa competencia surgida con la globalización de los mercados. En esta búsqueda de competitividad y mejora del rendimiento organizativo, una de las estrategias adoptadas por varias empresas es centrar sus esfuerzos en la adopción de nuevas tecnologías capaces de aumentar su rendimiento. La tecnología adquirida de forma coherente con la estrategia y los recursos organizativos puede ser un parámetro vital para garantizar niveles de competitividad compatibles con los retos empresariales actuales.
Para las pequeñas y medianas empresas (PYMEs), la incorporación de recursos tecnológicos puede ser un factor diferenciador, contribuyendo significativamente a mantener estándares de competitividad compatibles con las grandes organizaciones, pudiendo constituir la diferencia entre sobrevivir y desaparecer, advierte Kruglianskas (1996). En Brasil, la competitividad de estas organizaciones, especialmente las que pertenecen a cadenas de producción en las que se insertan las grandes organizaciones, es esencial para el desarrollo del país.
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