El diseño adaptable tiene como objetivo crear productos que puedan adaptarse fácilmente a diferentes necesidades. El objetivo de este estudio es analizar la efectividad en la comunicación realizada para promover un cochecito de bebé adaptable, en aras de conocer la percepción que tienen los usuarios tanto de las ventajas derivadas de su adaptabilidad como de las medioambientales y si existe una correlación entre ambas. También se pretende determinar si la edad o experiencia previa con este tipo de productos influyen en esta percepción. Para ello, se ha realizado un estudio con 54 participantes. Los resultados muestran que los usuarios perciben las ventajas y consideran interesante el diseño adaptable. La estimación de las ventajas del producto se ve afectada por la experiencia previa del usuario con la necesidad de adaptabilidad. La estimación de los beneficios ambientales es independiente tanto del grado de experiencia como de la edad de los participantes (entre 30 y 45 años).
Introducción
Los avances tecnológicos, así como las necesidades cambiantes del usuario, impulsan el diseño de nuevos productos. Si estos productos ofrecen más asequibilidad, es muy probable que el usuario sustituya los antiguos, aunque todavía los pueda utilizar. La literatura identifica cuatro motivos generales de sustitución de productos: el desgaste; la mejora de la utilidad, que supone una funcionalidad impropia combinada con el deseo de una mejora en la seguridad o la economía de uso; la mejora de la expresión, que supone una funcionalidad impropia combinada con el deseo de una mejora en cuanto a la comodidad de uso o la calidad o el diseño; y los nuevos deseos (Van Nes y Cramer, 2006).
Los productos suelen desecharse "no porque estén gastados, sino porque la gente está cansada de ellos" (Cooper, 2005, p. 57).
Estudios anteriores, basados en entrevistas realizadas a los usuarios y en análisis de mapas de empatía, concluyeron que la sustitución de productos podía deberse a (1) cambios en el número o tamaño de los usuarios; (2) cambios en las capacidades de los usuarios; (3) actualizaciones, reparaciones y cambios tecnológicos; (4) el entorno físico (Royo, 2016).
En ocasiones, los productos se sustituyen porque no están diseñados para adaptarse a las necesidades cambiantes, lo que puede considerarse un caso particular de funcionalidad inadecuada (Van Nes y Cramer, 2006). Esto implica que un producto necesita ser actualizado o modificado para adaptarse al cambio (Pialot, Millet y Bisiaux, 2017). En algunos segmentos del mercado, es habitual ver productos adaptables a las necesidades cambiantes del usuario, como el diseño de muebles convertibles y evolutivos, dirigidos esencialmente a los niños.
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