En el transcurso del siglo XXI, la humanidad tendrá que enfrentar una serie extraordinaria de retos. Según se estima, la población mundial será de 8000 millones de personas para el 2030, es decir, 2000 millones más que hoy. Será necesario resolver los problemas mundiales de hambre y pobreza y, al mismo tiempo, conservar los sistemas de sustento de la vida representados por el ambiente natural del planeta.
A fin de enfrentar estos retos, será necesario disponer de nuevos conocimientos derivados del avance científico ininterrumpido, el desarrollo de nuevas tecnologías adecuadas y una amplia difusión de dichos conocimientos y tecnologías, así como la capacidad de utilizarlos en todo el mundo. Será necesario, asimismo, que los gobiernos nacionales, estatales y locales de cada país establezcan políticas inteligentes, basadas en una toma de decisiones informada.
Un gran número de decisiones cruciales que habrán de tomar en este siglo las corporaciones privadas, los gobiernos y los individuos en cuanto a biotecnología, afectarán el futuro de la humanidad y los recursos naturales del planeta. Estas decisiones deberán basarse en la mejor información científica de que dispongamos, a fin de permitir la selección eficaz de las distintas alternativas de planes de acción. Por esta razón, los representantes de siete academias de ciencias del mundo se reunieron para ofrecer recomendaciones a los promotores y supervisores de la tecnología MG (modificación genética) y, al mismo tiempo, presentar perspectivas científicas para el debate público actual en cuanto a su posible papel en la agricultura mundial.
Mediante el uso de la tecnología MG es factible producir alimentos más nutritivos, estables en almacenamiento y, en principio, promotores de la salud. Se requieren nuevos esfuerzos por parte del sector público para crear cultivos transgénicos que beneficien a los agricultores de escasos recursos de los países en vías de desarrollo y faciliten su acceso a los alimentos mediante la producción, con mano de obra intensiva, de cultivos básicos como maíz, arroz, trigo, yuca (mandioca), camote (ñame), sorgo, plátano macho (cambur) y batata (boniato).
Se necesita el esfuerzo cooperativo de los sectores público y privado para desarrollar nuevos cultivos transgénicos que beneficien a los consumidores, sobre todo a los del mundo en vías de desarrollo.Deben hacerse esfuerzos concertados y organizados para investigar los posibles efectos ambientales (tanto positivos como negativos) de las tecnologías MG en cada una de sus aplicaciones específicas. Dicho efectos deben ser evaluados comparándolos con los causados por las tecnologías agrícolas ordinarias en uso actual. A lo largo del documento, se destacan las principales recomendaciones de los científicos con respecto al tema de las plantas transgénicas y la agricultura.
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