Ha sido interpretada la sección geológica entre las ciudades de Ibagué y Armenia basada en observaciones geofísicas y estructurales en busca de establecer el estilo estructural dominante y la configuración del basamento en profundidad. Inicialmente se realizaron mediciones gravimétricas y magnetométricas levantadas cada 500 m entre estas ciudades, las cuales permitieron soportar el desarrollo del experimento sísmico “Armenia-Quake”. El alcance del experimento sísmico permitió detectar reflectores hasta aproximadamente 17 km de profundidad en un área de influencia de aproximadamente 25 km. La interpretación integral de la información geológica y geofísica permite concluir que el Complejo Cajamarca define una estructura sinclinal amplia cerca al Municipio de Cajamarca. Partiendo de dicha información se pudo reconocer la presencia de un basamento compuesto por cuñas de rocas basálticas y sedimentarias asociadas a las formaciones Quebradagrande y Arquía. Igualmente se reconoce la existencia de una gran flexión de la paleo-placa oceánica relacionada a la formación Barroso, la cual se encuentra limitada al occidente por la falla Cauca-Almaguer. La estructura en flexión y la evolución compresiva del estado de esfuerzos en esta región de América del Sur podrían ser las responsables del depósito y posterior plegamiento de la formación Cinta de Piedra que constituye en gran medida la Serranía de Santa Bárbara.
INTRODUCCIÓN
La configuración tectónica en el norte de los Andes ha sido interpretada como el producto de al menos tres eventos orogénicos resultantes de la acreción de corteza oceánica en el margen occidental del NO de Suramérica (Duke-Caro, 1990; Freymueller et al., 1993). Evidencias petrológicas y geoquímicas de este proceso han sido reportadas a lo largo de la sección que corre a lo largo del camino entre las ciudades de Armenia e Ibagué (Figura 1). Según estos autores, el protolito que constituye los terrenos de la Cordillera Central de Colombia se originó a partir de rocas intraoceánicas y sedimentos de márgenes continentales que han sufrido procesos de metamorfismo. Todas estas rocas evolucionaron a un régimen orogénico asociado a cuerpos intrusivos y extrusivos que emergieron a lo largo de fracturas que afectan la corteza en la región.
Con base en mediciones geofísicas y estructurales se definió la relación en profundidad y la actividad sismotectónica actual que pudo haber desencadenado el terremoto de Armenia del 25 de enero de 1999, de Mw=6,2 (Monsalve y Vargas, 2002).
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