Todo sistema territorial contiene una amplia y compleja información aportada por sus recursos naturales, su estructura geomorfológica y las comunidades o grupos humanos que lo ocupan, que reconocemos como las grandes dimensiones de un proceso integral de construcción, intervención, habilitación y proyección del territorio.
Consideramos que cada dimensión contiene elementos y componentes específicas implicadas de distintas maneras con el funcionamiento sinérgico del sistema territorial. El conocimiento de las relaciones entre los elementos y componentes del sistema, requieren metodologías de base experimental entre los conocimientos y los actores sociales que producen, intervienen e innovan el territorio para adaptarlo a las demandas humanas de la ocupación, el uso y el aprovechamiento de los recursos y capacidades biofísicas en consonancia con un pensamiento integrador ambiental, tecnológico, político y social dinámico.
Un pensamiento dinámico e integrador que ordena y proyecta el territorio, requiere ejercicios prácticos permanentes que promuevan el intercambio creativo y eficiente del recurso tecnológico con las instituciones sociales en todas sus escalas y niveles, es decir, entre las instituciones públicas, las empresas, las organizaciones culturales y educativas y la sociedad civil, para garantizar un proceso permanente de registro y actualización de la información y el diseño de programas y planes de acción que sean concordantes, prácticos y confiables.
Es en estos términos que concebimos y proponemos la organización de sistemas de información territorial de base local, subregional y regional que estructuren metodologías amplias y específicas para valorar, interpretar y proyectar el conocimiento de cada municipio y articularlo a visiones complejas y dinámicas de intervención y desarrollo territorial en las cuales se valide el ejercicio transdisciplinario e interinstitucional.
Los sistemas de información deben garantizar, aportar y disponer de información actualizada para el uso de particulares, investigadores y planificadores del territorio. Para ello, se hace necesario unificar los registros existentes a través de entidades descentralizadas, y mediante el mecanismo que denominamos “red tecnológica del territorio”, se acopien bases de datos lo más completas posibles, con la información disponible por áreas temáticas, obedeciendo al criterio del libre acceso.
La información geográfica debe ser pública, para que los diferentes actores puedan trabajar conjunta y articuladamente, y debe ser por lo tanto promovida por el Estado. Dicha información es imprescindible en el diseño de programas de vulnerabilidad y riesgo, en la preparación de programas de mitigación de amenazas, algunas de las cuales siempre van a existir, y es allí donde se debe dar cabida a la prevención evitando la afectación de los ciudadanos. Se debe potenciar y organizar el conocimiento técnico, social y político del territorio, buscando un entendimiento ambiental y dinámico de los diferentes sistemas y así lograr una aproximación pluridisciplinaria, integrando las experticias de los saberes universitarios y los saberes acumulados por las instituciones.
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