El concepto de la energía geotérmica en Europa evoca imágenes de las aguas termales de Islandia. Sin embargo, la realidad es que el país europeo líder en energía geotérmica es Italia.
Según Dumas, secretario general del Consejo Europeo de Energía Geotérmica, la energía geotérmica puede extraerse de cualquier lugar. «Hay un flujo de calor constante desde el centro de la Tierra».
Hasta unos cinco metros de profundidad, este calor puede verse influido por las condiciones ambientales de la superficie, pero la investigación realizada por científicos franceses en los años ochenta del siglo pasado mostró que, entre los cinco y los quinientos metros, la temperatura es constante. «Es un muy buen principio y es así en todas partes», afirma Dumas.
La cantidad de calor disponible, y, por lo tanto, su utilidad para sustituir a otras fuentes de energía, depende de la ubicación. Esta profundidad ofrecerá temperaturas que rondarán los 5 °C en los países nórdicos y hasta los 15 °C en los países mediterráneos. Al perforar a mayor profundidad, el calor aumenta todavía más: en las cuencas de alta temperatura situadas debajo de la Toscana, la temperatura alcanza los 300 °C a 3 000 metros de profundidad.
Preparación para la energía geotérmica
Dumas señala que se necesitarían temperaturas superiores a los 110 °C para producir energía geotérmica y, por tanto, sustituir a las centrales eléctricas convencionales. «Si la temperatura es demasiado baja, se utiliza una bomba de calor para aumentarla con una eficiencia alta», explica.
No obstante, utilizar la energía geotérmica en todas partes implica algunos desafíos, y el principal es el espacio físico. La forma más eficiente y económica de extraer energía geotérmica es mediante bombas de calor, que aprovechan el flujo constante de calor desde el núcleo de la Tierra hacia la superficie a través de pozos perforados en el suelo. Los sistemas de calefacción geotérmica más grandes, del tamaño de un distrito, extraen el calor del agua y las rocas subterráneas y distribuyen la energía a través de una red. Ambos sistemas requieren que se lleve al lugar una plataforma de perforación.
«Si miramos por la ventana, vemos muchos edificios. En las zonas urbanas, existe una limitación: si hay un supermercado, una zona verde, una zona libre y un gran aparcamiento, no puedes hacerlo», aclara Dumas.
Otra barrera para un uso generalizado de la energía geotérmica es el coste de inversión. «La energía geotérmica requiere mucho capital», señala. En comparación, necesita una inversión inicial más elevada que otras fuentes de energía. Con todo, los costes de explotación a largo plazo son básicamente iguales a cero y la energía geotérmica es asequible, añade.
El tercer obstáculo es sencillamente la concienciación pública. Varias de las principales ciudades de Europa utilizan la energía geotérmica a gran escala, pero el público en general lo desconoce. «En París, nadie sabe que un millón de habitantes se calientan con energía geotérmica —asegura Dumas—. Nadie lo sabe porque está bajo tierra, así que no podemos verlo». En Europa, ya hay muchos edificios icónicos que usan energía geotérmica, como el Cuartel General de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y el Parlamento Europeo.
Sin embargo, como destaca Dumas, la geotermia está en auge, aunque no podamos verlo.
Hacer que la geotermia sea menos arriesgada
Dumas coordinó el proyecto financiado con fondos europeos GEORISK, que trabajó en registrar y mitigar los riesgos asociados a nuevos proyectos geotérmicos, para atraer inversión privada a la industria. GEORISK fue una colaboración a gran escala entre partes interesadas clave de la industria geotérmica de toda Europa.
El equipo desarrolló una herramienta nueva que clasifica los riesgos de los proyectos propuestos, por ejemplo los peligros externos de factores naturales o provocados por el hombre, los riesgos debido a las incertidumbres del subsuelo y los posibles problemas técnicos.
El proyecto ayudó a varios países europeos en el desarrollo de marcos de mitigación del riesgo financiero, necesarios en el marco de la nueva Directiva europea sobre fuentes de energía renovables.
Un impulso creciente
Hoy en día, hay una gran transferencia continua de habilidades y personal de la industria del petróleo y el gas a la geotérmica, ya que muchas de las tecnologías utilizadas son similares, lo que podría ayudar a impulsar esta fuente de energía limpia para que sea conocida por todo el mundo y se utilice de manera generalizada.
Dumas añade que, con la crisis energética actual que afecta a Europa, es posible que los gobiernos de la Unión Europea reduzcan su dependencia del gas y aumenten el uso de recursos renovables, como la geotermia.
«Hay un gran impulso, pero, si lo perdemos, nunca lograremos una transición energética», declara.
Haga clic aquí para obtener más información sobre la investigación de Dumas: Reducir los riesgos de la inversión en energía geotérmica.
El Servicio de Información Comunitario sobre Investigación y Desarrollo (CORDIS) es la principal fuente de la Comisión Europea los resultados de los proyectos financiados por los programas marco de investigación e innovación de la UE (desde el 1PM hasta Horizonte 2020). Nuestro objetivo es acercar los resultados de investigación a los profesionales del sector para fomentar la ciencia abierta, crear productos y servicios innovadores y estimular el crecimiento en toda Europa.
3 lecciones aprendidas de nuestra colaboración con otras instituciones energéticas y el camino de América Latina hacia la descarbonización
La mayoría de los países de América Latina, siguiendo tendencias mundiales, se esfuerzan para participar de procesos de transición energética cuyo objetivo reducir sus emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI). A nivel mundial, se espera que el sector energético genere 122 millones de empleos para el año 2050, de los cuales 43 millones serán creados en energías renovables[1].
Inspirándose en la función fotosintética de las plantas, un consorcio europeo liderado desde el Instituto Catalán de Investigación Química ha desarrollado un dispositivo que convierte dióxido de carbono, agua y luz solar en combustibles sostenibles, de una forma eficiente y barata. El próximo paso es demostrar su viabilidad industrial.
Desde comunidades energéticas hasta ecoaldeas, las iniciativas ciudadanas para impulsar el cambio a las energías renovables son omnipresentes.
Unos investigadores respaldados por la Unión Europea están probando un prototipo de motor híbrido, un gran paso hacia su objetivo de redefinir el consumo de combustible y las emisiones de los grupos propulsores enchufables.
En 2022, Brasil alcanzó 92% de generación renovable en su matriz eléctrica, el nivel más alto de generación renovable en la última década. Este hito vuelve a posicionar al país como una de las potencias en energía verde en la región y esto se debe principalmente al crecimiento de la energía eólica y solar de las últimas dos décadas. El año pasado, la capacidad instalada de generación eólica alcanzó 23,8 GW, mientras que la solar llegó a 23,9 GW. Durante este mismo período, la capacidad instalada de energía solar creció 9 GW (la capacidad instalada fotovoltaica era 13 GW en enero de 2022), principalmente de forma distribuida, siendo este un logro inmenso, especialmente si consideramos que hace diez años esta tecnología era prácticamente inexistente en la matriz eléctrica brasileña.