«Hay muy pocos antibióticos en desarrollo para seguir el ritmo del aumento de las infecciones resistentes a los antibióticos, por lo que el mundo está empezando a quedarse sin estos compuestos», comenta Garstecki, director general de BacterOMIC.
Este aumento de la resistencia de los microorganismos a los antibióticos dará lugar a la reducción de las opciones de tratamiento, un mayor riesgo de propagación de bacterias y a infecciones persistentes, afirma Garstecki. Dicha circunstancia conllevará mayores costes de tratamiento, así como una mayor mortalidad.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud predice que la tasa de mortalidad a nivel mundial por infecciones farmacorresistentes pasará de 700 000 por año a 10 millones de aquí a 2050, lo que las convertirá en la principal causa de muerte en seres humanos.
El uso para indicaciones no autorizadas de antibióticos afecta sobre todo a las enfermedades víricas que, por ejemplo, son la causa de cerca del 80 % de las infecciones respiratorias agudas.
Su uso excesivo constituye un problema, pero también lo es restarle importancia, ya que tanto médicos como pacientes no son conscientes de que los antibióticos pueden dejar de ser eficaces algún día, afirma Garstecki.
Una posible consecuencia imprevista si no se toman medidas es una futura pandemia de un microorganismo patógeno que, hoy en día, se mantiene bajo control con antibióticos, explica el experto. Estos incluyen cepas de bacterias como «Staphylococcus aureus», que provoca infecciones cutáneas, «Clostridium difficile», que causa diarrea y da lugar a sepsis, una reacción potencialmente mortal a una infección, y «Streptococcus pneumoniae», una bacteria que causa neumonía y puede provocar pérdida de la audición, daño cerebral y la muerte.
«Sin duda necesitamos tratamientos con antibióticos específicos o de precisión y, para ello, requerimos información precisa y completa sobre la susceptibilidad a los antibióticos de la bacteria patógena concreta responsable de la infección», agrega Garstecki.
En el marco del proyecto BacterOMIC, financiado con fondos europeos, el equipo de Garstecki ha desarrollado una máquina de pruebas de precisión automatizadas para realizar un cribado masivo de la resistencia bacteriana. Esta herramienta puede mejorar la medicina dirigida de precisión, en la que los tratamientos se asignan en función de la susceptibilidad de un microorganismo patógeno concreto.
En la actualidad existen métodos manuales para detectar la resistencia de los microorganismos patógenos, pero el innovador dispositivo de prueba de BacterOMIC ofrece información integral sobre la susceptibilidad a los antimicrobianos con una sola prueba, lo que ahorra costes y tiempo.
Otra posible amenaza de una respuesta inadecuada podría ser un aumento de la propagación de virus o bacterias que provocan zoonosis como, por ejemplo, el coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave de tipo 2 (SARS-CoV-2).
«El ser humano interfiere cada vez más con el entorno natural y crea condiciones para la propagación de enfermedades, por ejemplo, a través de la migración y los viajes», explica Garstecki. Y añade que el cambio climático, la urbanización y la densidad de población también son excelentes caldos de cultivo para nuevos microorganismos patógenos.
«Tenemos que abordar la resistencia a los antimicrobianos ahora, o en los próximos años podríamos enfrentarnos a un nuevo tipo de pandemia con infecciones graves farmacorresistentes que afecten a personas en diferentes continentes —concluye el experto—. Existe una necesidad clara y urgente de nuevos antibióticos y de una administración de antibióticos mejor fundamentada, que solo puede guiarse por un diagnóstico integral de la susceptibilidad a los antibióticos de las bacterias patógenas».
Haga clic aquí para saber más sobre la investigación de Garstecki: Una máquina de pruebas automatizadas de patógenos se une a la lucha contra la resistencia a los antibióticos
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