La relación filogenética hace referencia al grado de conexión existente entre unas especies y otras con respecto a la formación de comunidades. Durante años, la biología evolutiva ha mantenido la idea de quelas comunidades actuales son útiles para el estudio de las relaciones filogenéticas de las especies con respecto al cambio climático. Sin embargo, un estudio de las Universidades de Córdoba, Maryland y Washington ha puesto en cuestión esa capacidad, asegurando que no existe una relación constante entre las relaciones filogenéticas de las especies y los efectos del medio ambiente, concretamente en el caso de las especies vegetales, tal como se recoge en el registro de polen. Esos resultados, publicados en la revista PLOS ONE, cuestionan, pues, las técnicas de registro fósil en la predicción o anticipación de los efectos climatológicos.
El profesor e investigador del departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal en la Universidad de Córdoba Diego Nieto Lugilde junto con los investigadores Matthew C. Fitzpatrick, del Centro de Ciencias Ambientales de la Universidad de Maryland, y Kavya Pradhan, de la Universidad de Washington, han sido los primeros en investigar la relación filogenética del polen con el clima mediante el análisis de registros fósiles. El estudio ha consistido en comprobar si se mantiene estable el grado de parentesco entre especies conforme varían las condiciones climatológicas desde hace 22.000 años hasta la actualidad.
Concretamente, han analizado los registros fósiles de polen, que son los principales indicadores de cambio en las comunidades de especies vegetales. Para la investigación, han trabajado con ‘Neotoma’ (Neotoma Paleoecology Database and Community), una de las mayores bases de datos sobre información recogida de registros sedimentarios.
Los resultados desmienten que exista una relación filogenética constante entre el polen con respecto al cambio climático. El profesor Diego Nieto expone que este tipo de estudios pretenden encontrar una relación entre el nivel de parentesco de las especies que viven en cada comunidad con las variables climáticas. “Si sabemos cómo va a ser el clima en un futuro podremos determinar cómo van a ser las comunidades biológicas, por lo menos, cómo van a estar constituidas”, añade. Asimismo, insiste en no cesar la búsqueda de nuevas técnicas de análisis para entender y comprobar este tipo de relaciones.
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