Si no fuera por un smartphone, una computadora o una tableta, no podríamos compartir este artículo, ni tú leerlo ahora. Sin embargo, durante la época decembrina, cuando el consumo de equipos eléctricos y electrónicos aumenta tanto, no podemos olvidar que esta industria genera grandes impactos para comunidades locales y la naturaleza. Por ello, el manejo que los ciudadanos, las empresas y los gobiernos le demos al consumo de aparatos eléctricos y electrónicos y a sus residuos, puede hacer la diferencia.
Tu celular es una mina
Se estima que la vida media de un móvil no supera los 24 meses. Así, en nuestros hogares se van acumulando celulares y otro tipo de aparatos eléctricos y electrónicos, cuando en realidad más del 90% de sus materiales se pueden reciclar. Celulares, tabletas, computadores, neveras, televisores y otros equipos y aparatos que aparentemente ya “no sirven”, en realidad, son un negocio que se sigue “tirando a la basura”. Se llama minería urbana.
Según The Global E-waste Monitor 2020, en 2019 se generaron 53,6 millones de toneladas residuos eléctricos y electrónicos en el mundo, pero solo se recicló el 17,4%. Y se calcula que, a nivel mundial, el valor de las materias primas de esos desechos electrónicos fue de USD $57 mil millones, especialmente por metales como el hierro, el cobre y el oro. Pero lo interesante, es que ese 17,4% de residuos reciclados ahora se convirtieron en materia prima con un valor aproximado de USD $10 mil millones. Una cifra nada despreciable, ¿no?
Además, la minería urbana, ese reciclaje de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (también conocidos como RAEE), es una práctica que cada vez toma más fuerza, pues muchos de estos materiales que los componen, como las tierras raras –ubicados en lugares específicos del Planeta y en muy bajas concentraciones– y otros metales, están escaseando.
La diversidad de materiales de los teléfonos inteligentes, por ejemplo, nos hace volver a una clase de química del colegio. Aparatos como estos contienen plástico y aleaciones de magnesio para su cubierta, junto con níquel y bromo. Además, usan baterías de litio que implementan elementos como cobalto, aluminio y grafito. Por su parte, la conectividad eléctrica se garantiza gracias a elementos como oro, plata, silicio, fósforo y antimonio, entre otros. ¿Ahora entiendes por qué tienes una mina en casa?
Beneficios sociales y ambientales de la minería urbana
Además de las ganancias económicas para las empresas dedicadas a la minería urbana, esta actividad beneficia a las comunidades y al medio ambiente. Muchos de los elementos que conforman los equipos eléctricos y electrónicos son tóxicos para los ecosistemas y la salud humana (como el plomo, el cadmio y el cromo), al mismo tiempo que obtenerlos implica generar enormes impactos ambientales y sociales.
Por ello, cada vez es más urgente lograr una correcta disposición de sus residuos, para evitar contaminación de ecosistemas, suelos y cuerpos de agua. “Por ejemplo, en el Caribe, pasa mucho con las neveras. La espuma de polieuretano (impregnada de gas refrigerante), al entrar en contacto con el agua, desprende partículas que contaminan recursos hídricos”, explicó Daniel Londoño, gerente de la Fundación Puntos Verdes, una entidad que hace parte de la empresa Lito, dedicada a la recolección de residuos eléctricos y electrónicos en Colombia. “Otros terminan en rellenos sanitarios, o incluso en el océano”.
Pero, además, “al recuperar todos estos aparatos, es posible obtener de forma más concentrada esos elementos que, usualmente, son resultado de actividades mineras o extractivas que, impactan ecosistemas naturales y suelos, al mismo tiempo que consumen grandes cantidades de agua”, complementó Londoño. Se calcula, por ejemplo, que de una tonelada de celulares pueden recuperarse hasta 350 gramos de oro –mucho más que el que se puede lograr en una mina convencional, donde el promedio es de 5 gramos por tonelada.
¿Cómo puedes ser parte de la solución?
En 2019, Colombia produjo 318.000 toneladas de RAEE. Frente a ello, entidades como Lito y su Fundación Puntos Verdes trabajan con grandes empresas y ciudadanos, para recolectar estos residuos. Como ciudadano y consumidor responsable, tú también eres parte de la solución. Por eso:
WWF es la principal organización de conservación global, con presencia en más de 100 países y que cuenta con el apoyo de más de 5 millones de socios. Las acciones de WWF están enfocadas en seis grandes objetivos: especies, bosques, océanos, agua dulce, alimentación, clima y energía. WWF tiene además tres líneas de acción transversales: gobernanza política y social, finanzas y mercados.