De acuerdo con la publicación realizada en “Nature”, los investigadores lograron reproducir, sin necesidad de usar óvulos y espermatozoides, las primeras etapas del desarrollo de un ratón. Para lograr este proceso, los científicos utilizaron tres tipos de células madre, que al combinarse e interactuar entre ellas formaron una estructura biológica semejante a la que tendría un embrión de ratón a los ocho días de gestación.
El proceso fue similar al de la formación de un embrión humano, ya que para que éste se forme depende de un “buen diálogo” entre los tejidos que se convertirán en embrión y los tejidos que conectarán a éste con la madre. Este proceso se desarrolla una semana después de la fertilización, donde tres tipos de células madre actúan. Unas se encargan de convertir los tejidos del cuerpo; otras, se transforman en la placenta, que conecta al feto con la madre, y finalmente, otras transmutan en el saco vitelino, donde crece el embrión.
Lo sorprendente de este descubrimiento es que los embriones sintéticos tenían una estructura similar a los naturales, con un corazón latiendo, un saco amniótico, un tubo neural y un cerebro. “Hemos conseguido desarrollar un sistema básico que permite estudiar los primeros momentos del desarrollo embrionario”, comentaron los investigadores, quienes llevan más de 10 años trabajando en este proyecto.
En la publicación, bajo el nombre ‘Embriones sintéticos completan gastrulación a neurulación y organogénesis’, se explicó que estos resultados podrían ayudar a los investigadores a entender los motivos por los cuales algunos embriones no terminan de desarrollarse, mientras que otros culminan en un embarazo saludable.
“Muchos embarazos fracasan en el momento en que los tres tipos de células madre comienzan a enviarse señales mecánicas y químicas entre sí, que le indican al embrión cómo desarrollarse adecuadamente. Esto sucede mucho antes de que la mayoría de las mujeres se den cuenta de que están embarazadas. De hecho, este período es la base para todo los procesos restantes que se suceden en el embarazo. Si sale mal, el embarazo fracasará”, explicó Magdalena Zernicka-Goetz, quien lideró al equipo de científicos y es autora de la publicación.
Por otro lado, otro de los puntos a destacar de este estudio fue la capacidad de desarrollar todo el cerebro. De acuerdo a la autora, este avance permite abrir nuevas posibilidades en el estudio del neurodesarrollo.
“Eliminamos un gen que se sabe que es esencial para la formación del tubo neural, precursor del sistema nervioso, y para el desarrollo del cerebro y los ojos. En ausencia de este gen, los embriones sintéticos muestran exactamente los defectos conocidos en el desarrollo del cerebro, como en un animal portador de esta mutación. Esto significa que podemos comenzar a aplicar este tipo de enfoque a los muchos genes con funciones desconocidas en el desarrollo cerebral”, detalló.
Finalmente,el texto concluye indicando que si los métodos desarrollados por este equipo de trabajo tienen éxito, todo el conocimiento adquirido se podría emplear como guía en el desarrollo de órganos sintéticos para pacientes que esperan trasplantes.
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