No hay dudas que la transformación está ocurriendo, en particular en el sector de energía, con cambios estructurales en la industria, en los agentes involucrados y en la propia definición de los servicios. El desafío ya no es solo llevar la infraestructura hasta la gente, sino facilitar el acceso a los servicios de iluminación, cocción, refrigeración, transporte, tanto para los hogares como para los usos productivos.
La publicación del DIA presenta una nueva perspectiva y análisis sobre esta transformación, al enfocarse en los servicios que nos otorga la energía, y no solamente centrarnos en la cadena de generación, trasmisión y distribución. Nos invita a pensar: ¿Cuáles son los cambios estructurales que esta transformación está provocando en términos de los servicios energéticos? ¿Cuáles son los desafíos regulatorios a los cuales nos vemos confrontados en tal transformación? ¿Cuáles son las oportunidades de negocio que nos permitirán prestar mejores servicios en forma asequible y sostenible respetando el medio ambiente? ¿Quiénes son los nuevos jugadores y hacia donde apuntan los servicios?
La innovación, transformando los servicios
La transformación estructural es resultado de, por un lado, un proceso de innovación, y por otro, el continuo cambio social y político, incluyendo la urgencia por evitar los costos del cambio climático. El proceso de innovación es continuo y global, con gran interacción entre las diferentes industrias y con gran énfasis en los servicios ligados al uso de datos e inteligencia artificial. La innovación, a pesar de no resultar de políticas específicas, ha cobrado gran impulso con los esfuerzos de las políticas ambientales. Estas políticas han impulsado el florecimiento de nuevas tecnologías y de negocios que contribuyen a una descarbonización cada vez más rápida y económica del sector de energía.
No obstante, hay desafíos centrales para que estas nuevas tecnologías mejoren los servicios al consumidor final, para que pueda atender sus necesidades de forma sostenible, adecuada y asequible. El desafío está, entre otros, en cómo adecuar recursos de energía variables a las necesidades de los servicios y para eso hay varias opciones tecnológicas y formas de negocio sobre la mesa. Entre ellas, por ejemplo, será central el rol de tecnologías y los sistemas de almacenamiento (como el hidrogeno y las baterías), la descentralización de la generación, el empoderamiento del consumidor y el uso inteligente y eficiente del inmenso mundo de datos que se generará.
Muchas preguntas sobre el futuro de las diferentes opciones de soluciones tecnológicas abren escenarios, con sus respectivos oportunidades y desafíos. Sin embargo, el 2020 agregó más complejidad a los desafíos existentes, lo que replantea la necesidad urgente de políticas recuperación verde.
La recuperación verde es una necesidad, pero también una oportunidad
El impacto económico de la pandemia y el consecuente aumento de los niveles de desempleo requieren planes de recuperación económicas urgentes. Muchos de los planes de recuperación se basan en inversiones lideradas por el sector público para mantener y generar empleos. Las inversiones, para que sean eficientes, necesitan alinearse con la tendencia de la transformación económica. En caso contrario, generan activos en desuso o cuellos de botella. Por tanto, losplanes de recuperación necesitan estar alineados con la sostenibilidad, considerandola trayectoria tecnológica, económica, social y ambiental.
Las estrategias de recuperación necesitan considerar las especificidades de los países de la región, sus capacidades, restricciones y ventajas comparativas. Sin embargo, la región goza de potencial de inversión importante para generación de empleo y mejoras en la eficiencia del sistema, que están alineadas con tendencia a largo plazo:
Para aprovechar esta oportunidad son necesarias inversiones (públicas y privadas), pero también reformas de políticas y regulatorias urgentes.
Hay transformaciones de políticas y de regulación fundamentales y urgentes
La transformación de la regulación tiene que considerar tanto la gobernanza como el contenido regulatorio. Los responsables de las políticas públicas deben preparar a las instituciones y al sistema regulatorio para lidiar con una industria mucho más dinámica y competitiva. Se deben desarrollar y aplicar nuevos instrumentos para abrir los procesos de decisión regulatorios a los nuevos actores (incluyendo los consumidores empoderados y los agentes de otras industrias).
La velocidad de la innovación en el sector también exige que los reguladores tengan conocimientos actualizados con el fin de poner al día constantemente las políticas y los instrumentos de manera transparente y creíble. Para esto la adopción de herramientas destinadas a evaluar el impacto normativo para un aprendizaje y una adaptación continuos se torna cada vez más importante.
Algunas reformas tendrán que realizarse en el tiempo, y la adaptación institucional con evaluaciones de impacto será central en largo plazo. Algunos puntos, no obstante, son urgentes pues son barreras para la adaptación al nuevo contexto.
Aunque muchos países ya empezarán a caminar en esta dirección es urgente una repuesta de los países de ALC:
Es importante empezar del más básico. La creación de marcos regulatorios para las nuevas tecnologías es urgente., porque hay aún países de la región que no tienen marco de permisos para instalación de energías renovables o de energía distribuida.
Es esencial nivelar el campo. Además de retirar las barreras explicitas se debe abrir el espacio y permitir que diferentes agentes de infraestructura se conecten a la red eléctrica. La trasformación de los servicios de red, permitiendo los diferentes usos de la red y la incorporación de servicios innovadores, como por ejemplo almacenaje, los prosumidores y el transporte eléctrico. Si estos servicios no están claros y bien establecidos, bloquearán la incorporación de nuevas tecnologías y de más competencia (que en un ambiente innovador es aún más importante).
Es importante adecuar los incentivos económicos para evitar distorsiones y bloqueos sociales y políticos. Los cambios de los servicios demandarán cambiar las tarifas en cuatro niveles: los cargos que dependen de la energía consumida, los que independen de la energía consumida, las estructuras de los subsidios, los cargos monetarios e impuestos.
Coordinar las interacciones de la convergencia tecnológica; la infraestructura del futuro no está fragmentada en las cajas del pasado. Adaptación de las instituciones y herramientas para coordinación entre los sectores, principalmente en espacios urbanos. La eficiencia energética tanto a nivel residencial, como industrial es un elemento central.
Los invitamos a leer Desarrollo en las Américas 2020, titulado “De estructuras a servicios: El camino a una mejor infraestructura en América Latina y el Caribe. El capítulo 9 discute el futuro de energía y los cambios necesarios en el sector.
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Trabajamos para mejorar la calidad de vida en América Latina y el Caribe. Ayudamos a mejorar la salud, la educación y la infraestructura a través del apoyo financiero y técnico a los países que trabajan para reducir la pobreza y la desigualdad. Nuestro objetivo es alcanzar el desarrollo de una manera sostenible y respetuosa con el clima. Con una historia que se remonta a 1959, hoy somos la principal fuente de financiamiento para el desarrollo para América Latina y el Caribe.
Un equipo de la Universidad de Córdoba ha desarrollado una metodología que define el espacio cultivable entre módulos fotovoltaicos de dos ejes, con el objetivo de impulsar la reconversión a la producción agrivoltaica de plantas ya existentes. Usando como base una instalación fotovoltaica real ubicada en Córdoba, el modelo revela las zonas cultivables entre colectores.
Hace ya casi tres años, en junio de 2021, celebramos la llegada a las instalaciones de ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), el reactor experimental de fusión nuclear que un consorcio internacional liderado por Europa está construyendo en Cadarache (Francia), del solenoide central. Este componente es el corazón del complejo motor magnético del reactor, y no es otra cosa que un potentísimo imán superconductor con unas dimensiones colosales.
La molienda mecánica destaca por su relativa simplicidad, bajo costo y capacidad para llevarla a escala industrial, lo que la convierte en una opción idónea para fabricar paneles solares fotovoltaicos. Mediante esta técnica, ingenieros caracterizaron nanopartículas (de tamaños imperceptibles al ojo humano) de silicio y óxido de zinc que servirían para mejorar las celdas solares, es decir los dispositivos que convierten la radiación solar en energía eléctrica.
Un equipo de investigación del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla y de la Plataforma solar de Almería (PSA-CIEMAT) ha validado un nuevo tratamiento en el proceso que utiliza la luz del sol para producir hidrógeno. Los resultados demuestran que se obtiene una mayor producción de esta fuente de energía limpia y con un menor coste, incluso en condiciones meteorológicas adversas.
En la región del polo sur de la Luna existen zonas donde nunca luce el Sol y otras donde siempre llegan sus rayos. Para que los vehículos puedan operar en esas condiciones, y con fondos de la Agencia Espacial Europea, investigadores de España y Reino Unido desarrollan sistemas que combinan paneles solares, baterías y generadores termoeléctricos de radioisótopos.
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