En este contexto de retos continuos, el proyecto REPurpose, financiado por la Unión Europea, está formado por diez socios procedentes de siete países europeos y una empresa asociada de Reino Unido y tiene como objetivo cambiar las reglas del juego en cuanto al reciclado del politereftalato de etileno (PET) creando nuevos polímeros termoplásticos elastómeros. REPurpose persigue desarrollar y validar la fabricación de una plataforma de prototipos de elastómeros termoplásticos sin aditivos, seguros y sostenibles desde el punto de vista del diseño, para su aplicación en bienes de consumo, automoción y construcción a partir de residuos posconsumo de carácter local con propiedades de biodegradabilidad y reciclabilidad intrínsecas y establecer la cadena de valor circular en un entorno propicio.
AIMPLAS lidera el paquete de trabajo número dos, cuyo propósito es la seguridad y sostenibilidad a través del diseño, y en el que se elaborará un inventario de aditivos plásticos y una guía de buenas prácticas y se abordarán la regulación y la normalización, entre otros. Además, AIMPLAS será el responsable de realizar la síntesis de polímeros a pequeña escala, los cuales, posteriormente, serán escalados por la empresa B4P, y también abordará el reciclado mecánico y químico de PET, los ensayos de reciclabilidad y biodegradabilidad y la producción de demostradores en este caso en colaboración con AAU.
Se incorporarán nuevos “building blocks” derivados de biomasa o poliolefinas degradadas enzimáticamente y PET o residuos de papel y cartón, lo que dará a los polímeros características únicas de reciclabilidad, ecología y reciclado ilimitado, superando así al carbono fósil en cada fase de reciclado. Las partes interesadas y grupos de usuarios especializados, incluidos los principales productores mundiales de bienes de consumo serán los encargados de evaluar los polímeros.
Programa de instalación Hop On
El Proyecto también incluye un programa de instalación Hop On, que contribuirá a la inclusión del Espacio Europeo de Investigación, que concentrará entidades legales de países con bajo rendimiento en I+D para su participación en proyectos de colaboración seleccionados.
El Proyecto REPurpose está formado por cuatro universidades y centros tecnológicos, dos organizaciones sin ánimo de lucro y cinco Pymes, que colaborarán para conseguir estos retos y acercar la innovación a la ciudadanía para crear una industria del plástico europea resiliente y sostenible. En el proyecto se ha invertido un total de 6,5 millones de euros.
Los socios de REPurpose son: Bio Base Europe Pilot Plant VZW (coordinador del proyecto), B4Plastics, Renasci y Photon Mission (Bélgica); AIMPLAS y AVEP (España); Italbiotec (Italia); Saarland University (Alemania); University of Natural Resources and Life Sciences- BOKU (Austria); y University of Aalborg (Dinamarca). Además, colabora como socio asociado Mellizyme Biotechnology Limited (ahora Epoch BioDesign), de Reino Unido.
El Proyecto REPurpose ha recibido financiación de la Unión Europea Horizonte Europa, con el número de acuerdo 101057971.
AIMPLAS es el Instituto Tecnológico del Plástico ubicado en Valencia y está inscrito en el Registro de Centros Tecnológicos del Ministerio de Economía y Competitividad. Pertenece a la Federación Española de Centros Tecnológicos, FEDIT, y a la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana, REDIT.
La captura del dióxido de azufre (SO₂), precursor de la lluvia ácida que causa la acidificación de lagos y suelos, así como el deterioro acelerado de edificios, es un desafío para la ciencia de materiales.
Mediante un proceso de biorrefinería con digestión anaerobia, investigadores brasileños han obtenido biogás de orujo de manzana, un subproducto de la producción de zumo.
¿Le ha pasado que mientras cocina, por equivocación revuelve la sopa o el arroz con la misma cuchara que preparó el postre, y al momento de probarlos siente sabor a vainilla o leche? Esta situación, que se conoce como “contaminación cruzada”, también pasa en otros lugares, como por ejemplo en los laboratorios de medicamentos, en los que un error de este tipo puede dejar mucho más que un sinsabor. El diseño de 7 matrices o guías de validación de limpieza de estos espacios evitaría el riesgo de que algo así ocurra.
El agua que desechamos lavando la loza, en la ducha o al bajar el inodoro, y aquella que usa la industria para sus procesos y que termina en las redes de alcantarillado, se podrían aprovechar más en el riego de cultivos u otras actividades agrarias, gracias al desarrollo de un “lodo granular anaerobio”, tecnología basada en microorganismos descontaminantes, única en Colombia, que logra limpiarla en un 97%.
Tres estudios de la Universidad de Córdoba profundizan sobre cómo los organismos fotosintéticos más abundantes de la Tierra, las cianobacterias marinas, son capaces también de conseguir energía de sustancias orgánicas como la glucosa.
Recientemente, y con intención de solucionar los problemas medioambientales que pueden provocar los disolventes tradicionales, han surgido nuevas tendencias en la industria química, los denominados disolventes verdes, una alternativa más sostenible y segura.