Se realizó una investigación que da detalles sobre cuántos micropláticos inhalamos en la Ciudad de México. El campo de estudio fueron los polvos atmosféricos inhalables que van adheridos al material particulado (PM2.5 y PM10).
El estudio fue realizado por Shruti Venkata Chari y Priyadarsi Debajyoti Roy, del Instituto de Geología de la UNAM, así como por Gurusamy Kutralam-Muniasamy y Fermín Pérez Guevara, de CINVESTAV e Ignacio Elizalde Martinez, de CMPL, ambos de IPN, en colaboración con la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA).
El estudio (215 muestras de monitoreo en 2020) se realizó en distintas estaciones de la CDMX: Tlalnepantla, San Agustín, la Merced, UAM Iztapalapa, Pedregal, Xalostoc y Lomas Verdes. Tanto en zonas urbanas como residenciales e industriales, y en época de seca y lluvias. Fue recientemente publicado en la revista Science of the Total Environment.
Microplásticos fibrosos y azules
Se observaron más microplásticos en los polvos atmosféricos cerca de los centros industriales, comerciales y urbanos como: Tlalnepantla, Iztapalapa y La Merced. Y en mayor abundancia durante la estación más seca del año, señaló la doctora Venkata Chari.
Por primera vez, un estudio revela que en la Ciudad de México:
En la CDMX “estamos inhalando casi 1,000 piezas de micro plásticos al año. Y en el mundo, a través del consumo de pescado y mariscos, ingerimos tal vez 10 mil piezas de microplástico anualmente”, dijo el doctor Roy.
La forma fibrosa y el color azul dominan los microplásticos atmosféricos de la capital del país. La longitud más larga registrada fue entre 39 y 5,000 micrómetros. El 66% de ellos fue menor a los 500 micrómetros.
Una PM2.5 -apunta la doctora Venkata Chari- tiene un diámetro casi 25 veces menor que el de un cabello humano. Son tan pequeñas que se pueden respirar y llegar a los pulmones.
Material de empaque y embalaje, así como textiles sintéticos (polímeros de celofán, polietileno, tereftalato de polietileno, poliamida y celulosa) son el principal origen del material particulado contenido en los polvos de la ciudad, agrega el doctor Kutralam-Muniasamy.
Nadie a salvo de los microplásticos
El plástico se inventó en la segunda mitad del siglo XIX y su uso comercial comenzó después de los cincuenta del siglo XX. Luego de siete décadas, es un material omnipresente. Tan solo por su degradación, asegura el doctor Roy, tenemos en la superficie del mar microplásticos (de menos de 5 mm) equivalentes a 30 mil millones de botellas de plástico.
Los plásticos son materiales versátiles con amplias aplicaciones en cosméticos, ropa, empaques, juguetes, muebles, tintas, alfombras y muchos otros productos cotidianos.
Los microplásticos se originan tanto en fuentes primarias (sintetizadas a un cierto tamaño) como secundarias (descomposición de plásticos más grandes).
Hoy en día, nadie está a salvo de los microplásticos. Están presentes en todos los ecosistemas: en el mar, en los continentes, en las montañas, en los polos y en las ciudades.
En el mundo estamos produciendo un poco más de 360 millones de toneladas métricas de plástico. Se estima que para 2050 se triplicará esta cifra y este material sintético estará presente en el agua, la leche, los mariscos, los peces y hasta en el agua de lluvia.
En junio de 2022 se detectaron microplásticos en la Antártida, hecho que sumado al calentamiento global, contribuyen al derretimiento de los glaciares. Al ser microplásticos oscuros, atrapan la luz solar y generan calentamiento local.
Microplásticos, riegos para la salud
La contaminación del aire es un problema de salud en México, ya que causa -asegura la doctora Venkata Chari- aproximadamente una de cada 17 de muertes en el país (5.9%).
La inhalación y permanencia en los pulmones de microplásticos contenidos en material particulado y otros contaminantes son una amenaza directa a la salud.
Cada residente de la Ciudad de México inhala, sin darse cuenta, hasta 2.4 ± 0.9 microplásticos todos los días y un total de 876 ± 356 microplásticos por año.
En otras palabras -dice Kutralam-Muniasamy- si un humano puede respirar de 15 a 20 metros cúbicos de aire, se estima que en la CDMX podrían ser respirados alrededor de 900 microplásticos por año.
El doctor Roy considera que la exposición prolongada a fibras sintéticas a través de la inhalación de microplásticos atmosféricos (transportan también patógenos, metales pesados y contaminantes orgánicos) puede causar asma, neumotórax, alveolitis, bronquitis crónica y neumonía.
Las PM2.5, agrega, “son generadoras de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, porque contienen sulfatos, nitratos, ácidos metales y (ahora sabemos) también microplásticos que van en sangre y pueden llegar hasta la parte más profunda de los pulmones.
No solo inhalamos microplásticos, también los comemos. Otra investigación de mismo grupo UNAM-IPN reportó contaminación por microplásticos en leche, refrescos, té, cerveza y agua potable de la Ciudad de México.
Dejar de consumirlos reducirá su producción
Que los residentes de la CDMX coman e inhalen microplásticos todo el año, requiere que el Gobierno tome medidas para minimizar el uso de plástico y crear conciencia pública.
Ayuda a esta tarea el conocer las principales fuentes que generan microplásticos, para diseñar un plan de mitigación y reciclaje y que no contaminen el ambiente.
También será de utilidad que las empresas que los producen, también los reciclen. Y que el ciudadano tome conciencia de que si deja de usar plástico, no habrá tanta producción de plástico porque tampoco habrá consumo.
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