En Colombia la política pública de financiación a los estudios de alto nivel no está basada en el otorgamiento de becas doctorales, sino de créditos condonables. Esa es una de las razones por las cuales el país no ha aumentado –al mismo ritmo de otros en la región– el número de doctores, que, al menos en teoría, son los encargados de impulsar nuevos conocimientos para enfrentar los problemas de la sociedad.
Según el informe del Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT) de 2015, en Colombia se gradúa un promedio de 6,6 doctores por millón de habitantes, una cifra muy alejada incluso del promedio latinoamericano, que es de 40 doctores por cada millón. Esto solo para no mencionar las cifras de los países económicamente avanzados, como Estados Unidos, donde se gradúan 67.449 doctores por cada millón de habitantes, o Alemania con 28.147 y Japón con 16.000.
Frente a ese panorama, desde finales de 2018 el Grupo de Análisis de Doctorandos de Colciencias de la Universidad Nacional de Colombia (ColDoc-Unal) comenzó a identificar diversos problemas e inquietudes que la adquisición de los créditos les estaba acarreando a los estudiantes de doctorado.
Tales dificultades se relacionan particularmente con los tiempos dispuestos por Colciencias para realizar las investigaciones doctorales y con las condiciones de condonación del crédito.
Al estudiar las inquietudes recogidas por los estudiantes, ColDoc-Unal comparó los términos de las distintas convocatorias desde 2009 hasta 2017. Además efectuó una encuesta sobre la percepción de los doctorandos en relación con este tipo de financiación y sus experiencias con las condiciones actuales de los créditos de Colciencias.
Los resultados obtenidos motivaron una propuesta para ofrecer condiciones más favorables y equitativas a los doctorandos en relación con los requisitos de condonación, con lo que se busca facilitar la culminación exitosa de los programas doctorales, algo fundamental pues el nivel de deserción de estudiantes de doctorado en Colombia es de los más altos de América Latina, muchas veces por razones económicas.
Presentada a Colciencias en abril del presente año, la propuesta contó con una recepción favorable por parte de la profesora Sonia Esperanza Monroy Varela, subdirectora de Colciencias. La funcionaria y su grupo de trabajo consideraron objetivo el diagnóstico hecho por el Grupo de Análisis ColDoc-Unal y viables las propuestas que se sugirieron.
El pasado 6 de mayo, en una reunión entre las representantes de Colciencias y el ColDoc-Unal, se anunció que esa entidad alista un reglamento único de condonación de créditos educativos para doctorados nacionales y en el exterior hasta 2018. Dicho reglamento acoge varias de las propuestas planteadas por los estudiantes con miras a facilitar la condonación y unificar criterios entre las diversas convocatorias.
Un reglamento único más favorable
Las propuestas del ColDoc-Unal partían de la necesidad de estimar el trabajo que realizan los estudiantes de doctorado como un aporte a la ciencia en sí mismo.
En efecto, la elaboración de una tesis doctoral tiene un valor que no es suficientemente considerado bajo la lógica crediticia individual. Así es como en la mayoría de las convocatorias los requisitos para condonar exigen un trabajo adicional a la realización de la investigación doctoral. En algunos casos dichos trabajos son difíciles de cumplir, como por ejemplo crear una empresa, vincularse laboralmente a una institución o entidad del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTel), o construir departamentos de investigación, entre otros.
Además el cambio de criterios entre las convocatorias generaba desigualdades en las posibilidades de condonación de las deudas entre los estudiantes. Por ejemplo, mientras que algunos estudiantes tenían dos años adicionales al tiempo regular de estudios para entregar las tesis de grado, otros contaban solo con un año adicional, sin que hubiera una razón clara que justificara a qué se debía en cada caso el recorte del tiempo estipulado.
Otras dificultades encontradas en el estudio señalan que en la mayoría de las convocatorias solo era posible cumplir los requisitos de condonación adicionales después de obtener el título. Así, independientemente del valor del aporte científico del trabajo solicitado, si este se hacía antes de terminar el doctorado no valía para la condonación.
Teniendo en cuenta los puntos mencionados y otras observaciones del equipo de Colciencias sobre las dificultades administrativas que implican algunas normas vigentes, el reglamento de condonación único que está en proceso de aprobación aplicará el “principio de favorabilidad” y acogerá varias de las propuestas de los estudiantes y otras de iniciativa de Colciencias.
Cuatro de los puntos que contemplaría el nuevo reglamento producto del acuerdo entre estudiantes y Colciencias son:
¿Qué queda pendiente?
La disposición de Colciencias para entablar un diálogo y elaborar una reforma es fundamental para que las dificultades experimentadas por los estudiantes con crédito condonable se vean efectivamente aminoradas y para que el nuevo reglamento redunde en el mejoramiento de las condiciones de las personas que actualmente están asumiendo el reto de producir ciencia, tecnología y conocimiento en el país.
Sin duda el “reglamento único de condonación” que está por aprobarse reduce la incertidumbre para los 3.035 estudiantes que, según información de Colciencias, cuentan hoy con crédito condonable para realizar los estudios doctorales en todo el país.
Sin embargo existen al menos cinco puntos pendientes que se deben tener en cuenta en las futuras reformas; estos son:
Por una política pública de becas para los posgrados
Aparte de las modificaciones que se puedan hacer a la financiación mediante créditos condonables, es necesario formular un debate amplio sobre la manera como está planteada la financiación estatal a los estudios doctorales.
Colombia tiene uno de los índices más bajos de formación doctoral por número de habitantes en la región, y a la vez es uno de los pocos países que no cuenta con una política integral de becas para la financiación de los estudios de alto nivel. Eso tiene un impacto en la sociedad, pues como lo indica Colciencias: “la cantidad de doctores graduados en un país es un reflejo de sus capacidades instaladas para llevar a cabo labores de investigación y desarrollo y para formar talento humano para realizarlas”.
Por lo tanto, es necesario que las instituciones de educación superior, en particular las universidades públicas, se involucren y lideren un debate amplio sobre la manera como se plantea hoy la financiación de los estudios doctorales.
Hace falta tomarse en serio las recomendaciones que hace más de una década hizo la Misión de Sabios a propósito de la importancia de avanzar hacia una política integral de becas completas para los estudiantes doctorales del país. En este caso, la política pública no es un asunto de “deudores individuales” sino que interesa al conjunto de la sociedad.
El debate debe apuntar a la búsqueda de soluciones para sortear las dificultades de la lógica de los créditos al derecho a la educación superior, según la cual los estudiantes son vistos como usuarios, “trabajadores independientes” o “consumidores financieros”. Esto precariza su situación en términos de la seguridad social, pues su relación con el Estado es la de un “deudor” y no la de un científico cuyo trabajo aportará al país.
La lógica de “deudores”, además, desnaturaliza la educación como un derecho social que debe ser garantizado progresivamente por el Estado. Una perspectiva más amplia para la formación de alto nivel debe apuntar a la ciencia, la investigación y el conocimiento como motores de cambio en un país profundamente desigual.
El trabajo del Grupo de Análisis ColDoc-Unal espera ser un aporte para alimentar el debate a propósito de la importancia de la educación de posgrados y de la necesidad de su financiación pública, discusión que en nuestra sociedad aún sigue pendiente.
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