Covid-19 Pandemia Coronavirus. / Pixabay

Desde hace más de 100 días la comunidad científica lucha por conseguir la vacuna o el mejor tratamiento contra la pandemia. En el campo de la prevención se ha hecho muy poco, al parecer todo apunta a una vacuna milagrosa que generará multimillonarias ganancias.

Pero este panorama no tendría por qué continuar así. Existen diversas estrategias de desinfección que podemos aplicar masivamente en las superficies públicas o de establecimientos concurridos. Por ejemplo, la aplicación de luz UV (260 nm UVC) u ozono, técnicas que se aplican desde hace años en la desinfección de áreas hospitalarias altamente contaminadas.

Por ejemplo, en los establecimientos de gran extensión (supermercados, bancos, mercados, etc.) se podría instalar un sistema de luz UV (fluorescentes) que se dejara prendido por espacio de no menos de 3 horas (usando temporizador) y aireando por lo menos 1 hora antes de aceptar clientes. Con este tratamiento, el ozono generado por la luz UV estaría por debajo de los límites máximos permisibles; a su vez, se obtendría un efecto germicida en toda la superficie iluminada y el ozono, por su mayor densidad respecto al aire, se depositaria en las partes bajas e intermedias, completando la acción germicida de la luz UV.

En forma similar, se pueden adoptar soluciones de desinfección para los vehículos (transporte público, taxis). Mediante la instalación de lámparas tubulares se obtendría mejor iluminación. Aunado a esto, se inyectaría ozono proveniente de un ozonizador para lograr el efecto germicida deseado.  El tiempo de tratamiento estará en relación con la producción de ozono que permita inundar todo el interior por un espacio de 1 minuto; finalmente debe abrirse las puertas y ventanas para disipar el ozono y permitir el ingreso del conductor cuando el sensor en el interior indique que la concentración de ozono está por debajo de los límites máximos permisibles; todo el proceso no debe tardar más de 5 minutos.

En los dos casos anteriores, los riesgos y exposiciones son bajos debido a que el operador y/o conductores no serán expuestos.

Actualmente, al ingreso de los diferentes establecimientos públicos se están utilizando cabinas desinfectantes con sustancias químicas incontroladas (compuestos de cloro, ozono, etc.) esto representa un potencial riesgo para la salud. En cambio, una aplicación responsable de luz UV y ozono sería más efectiva y menos arriesgada. Además de la desinfección previamente descrita, pueden colocarse lámparas en la parte superior de tal forma que iluminen en forma perpendicular, acompañadas de un receptáculo que impida iluminar la vista al ingreso. De esta forma, la luz incidirá sobre toda la parte externa de la persona que ingrese. Como es de suponerse, la piel expuesta será una pequeña porción de la frente y los cabellos, que no generan riesgo. 

Adicionalmente, se debe complementar la producción de ozono con un ozonizador por la pérdida que se produce al ingreso y salida. El ingreso de ozono deberá ser a 1.30 metros del suelo, evitando la respiración directa, para que se desplace hacia la parte baja que no ha sido iluminada. Siempre debe usarse un detector de ozono con el sistema de prendido y apagado evitando superar los límites máximos permisibles y consiguiendo la concentración límite de desinfección. La mejor recomendación es evitar mirar directamente a la fuente de luz UV.

Pueden existir objeciones respecto a la aplicación de esta tecnología como medida de desinfección por parte de los especialistas (dermatólogos, oncólogos, oftalmólogos, etc.). Sin embargo, debemos recordar que en el área de la salud se emplean de manera habitual rayos X, ondas con frecuencia mucho mayor y con más poder de penetración y lesión a los tejidos. Así mismo, la tecnología UV se emplea todos los días en tratamientos de bronceado artificial. De modo que, al considerar la relación riesgo/beneficio, se estima que la aplicación de tecnología UV para desinfección de superficies es positiva. 

Ing. Edgar Bustamante Bautista
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