Desafortunadamente la operación del sistema eléctrico es bastante compleja y no siempre es posible saber con exactitud si la electricidad que estamos consumiendo en un momento determinado viene de fuentes renovables o no. Todos los electrones son iguales y no se pueden distinguir si han sido producidos por una planta de carbón o por un panel solar. Por esto se han creado distintos métodos de contabilización de la “energía verde”.
La buena noticia es que se han desarrollado recientemente tecnologías que facilitan la contabilidad del consumo de energía renovable. Todos habrán escuchado de la tecnología de cadenas de bloques o blockchain como se denomina en inglés, la cual es la base de las ya muy conocidas criptomonedas. Pero las aplicaciones de esta tecnología van mucho más allá de las transacciones económicas y realmente existe un potencial muy grande en el sector energético para usar las características de esta tecnología como la transparencia, seguridad y capacidad de descentralización.
También estamos viendo como especialmente en las empresas del sector privado crece el interés en asegurar un suministro certificado de electricidad con electricidad renovable y ya existen las experiencias exitosas en este aspecto en nuestra región. Las empresas no sólo lo están haciendo por políticas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) sino también por motivos económicos y de seguridad energética, ya que como sabemos en nuestra región se genera energía solar y eólica a los costos más competitivos a nivel mundial.
Estas experiencias de las compañías privadas constituyen un magnífico ejemplo para el sector público que en muchos casos es un gran consumidor de electricidad, por lo tanto, asegurarse a través de estas nuevas tecnologías en que el suministro es realmente renovable es una gran oportunidad para poder generar confianza y monitorear las metas de energías limpias y de emisiones de carbono de un país.
El combate del cambio climático es una de las prioridades para el Grupo BID bajo su Visión 2025, la hoja de ruta para alcanzar un crecimiento sostenible e inclusivo. Es por esto que la División de Energía está enfocada en traer a la región los temas de punta relacionados con la digitalización del sector. Dentro de estas actividades estaremos presentando las tendencias actuales en la implementación de tecnologías para asegurar un suministro de energía renovable durante las 24 horas del día, 7 días a la semana, a través de un webinar el jueves 21 de julio. Este webinar es una de las primeras actividades relacionadas con el Challenge que queremos organizar junto con nuestro laboratorio de innovación, BID Lab, sobre aplicaciones de blockchain en el sector energía en el mes de septiembre del 2022 y del cuál estaremos anunciado más detalles muy pronto.
Esperamos que estas actividades de conocimiento sean útiles para todo el sector de energía y que cada vez podamos encontrar y fomentar tecnologías que beneficien al ecosistema de innovación en este sector en América Latina y el Caribe.
Para unirse al webinar gratuito (a realizarse en zoom, con interpretación inglés – español), por favor acceder al siguiente enlace.
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Trabajamos para mejorar la calidad de vida en América Latina y el Caribe. Ayudamos a mejorar la salud, la educación y la infraestructura a través del apoyo financiero y técnico a los países que trabajan para reducir la pobreza y la desigualdad. Nuestro objetivo es alcanzar el desarrollo de una manera sostenible y respetuosa con el clima. Con una historia que se remonta a 1959, hoy somos la principal fuente de financiamiento para el desarrollo para América Latina y el Caribe.
La mayoría de los países de América Latina, siguiendo tendencias mundiales, se esfuerzan para participar de procesos de transición energética cuyo objetivo reducir sus emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI). A nivel mundial, se espera que el sector energético genere 122 millones de empleos para el año 2050, de los cuales 43 millones serán creados en energías renovables[1].
Inspirándose en la función fotosintética de las plantas, un consorcio europeo liderado desde el Instituto Catalán de Investigación Química ha desarrollado un dispositivo que convierte dióxido de carbono, agua y luz solar en combustibles sostenibles, de una forma eficiente y barata. El próximo paso es demostrar su viabilidad industrial.
Desde comunidades energéticas hasta ecoaldeas, las iniciativas ciudadanas para impulsar el cambio a las energías renovables son omnipresentes.
Unos investigadores respaldados por la Unión Europea están probando un prototipo de motor híbrido, un gran paso hacia su objetivo de redefinir el consumo de combustible y las emisiones de los grupos propulsores enchufables.
En 2022, Brasil alcanzó 92% de generación renovable en su matriz eléctrica, el nivel más alto de generación renovable en la última década. Este hito vuelve a posicionar al país como una de las potencias en energía verde en la región y esto se debe principalmente al crecimiento de la energía eólica y solar de las últimas dos décadas. El año pasado, la capacidad instalada de generación eólica alcanzó 23,8 GW, mientras que la solar llegó a 23,9 GW. Durante este mismo período, la capacidad instalada de energía solar creció 9 GW (la capacidad instalada fotovoltaica era 13 GW en enero de 2022), principalmente de forma distribuida, siendo este un logro inmenso, especialmente si consideramos que hace diez años esta tecnología era prácticamente inexistente en la matriz eléctrica brasileña.
Las empresas eléctricas estadounidenses que decidan construir una nueva planta nuclear ya pueden poner a punto un reactor SMR. Esta sigla procede de la denominación en inglés Small Modular Reactor e identifica, como podemos intuir, un nuevo tipo de reactores nucleares de fisión que se caracteriza por su diseño modular y compacto. Llevan en desarrollo algo más de dos décadas, y algunos de ellos están siendo diseñados de acuerdo con los principios y los requisitos establecidos para los equipos de fisión nuclear de cuarta generación.