Cuando los usuarios son preguntados por los detalles que les gustaría que las compañías prioricen, en numerosas ocasiones son el diseño o las cámaras. En muchas otras, aunque los fabricantes de momento se hayan centrado en reducir el tamaño de los terminales, es la batería la protagonista de las respuestas. A nivel de investigaciones en universidades y centros independientes existe mucha información publicada en estudios lanzados con el objetivo de que una gran compañía integre los frutos de una investigación.
Pero por lo general, el mundo de las baterías a nivel comercial es extremadamente hermético, pues no sólo es un mundo en el que hay que mantener las patentes a salvo, sino que probablemente sea el aspecto donde quien consiga evolucionar de verdad más crédito consiga, además de comenzar una revolución energética. Sobre avances en sensores biométricos, procesadores o pantallas hay mucho escrito y anunciado con el lanzamiento de cada terminal. Incluso sobre sistemas de carga rápida, ámbito relacionado directamente, la información es clara y certera, y los ingenieros están totalmente abiertos a responder cualquier cuestión. En baterías ha tenido que suceder una desgracia, la referente al Samsung Galaxy Note 7, para que un gran actor de la industria detalle pormenorizadamente muchos de los componentes.
Pero por lo general, el mundo de las baterías a nivel comercial es extremadamente hermético, pues no sólo es un mundo en el que hay que mantener las patentes a salvo, sino que probablemente sea el aspecto donde quien consiga evolucionar de verdad más crédito consiga, además de comenzar una revolución energética.
Tal y como queda patente en el vídeo, Samsung mostró todos los detalles técnicos desde los que comprender la investigación, con fotografías y vídeos inéditos de los laboratorios donde tuvieron lugar las pruebas.
Como se observa en la imagen, la batería A presentaba un problema en la esquina superior izquierda. Las alteraciones de forma sufridas en el electrodo negativo provocaron, a la larga, un problema de sobrecalentamiento. En la batería B, el modelo que Samsung introdujo tras los primeros problemas y el posterior recall, el problema fue de fabricación, lo que provocó defectos en la soldadura, con la pestaña positiva traspasando la capa de aislamiento . De nuevo el sobrecalentamiento y el mal aislamiento generaron situaciones no exactas, pero sí similares.
Otro aspecto muy interesante de lo declarado por Samsung fue cómo esperan superar esta clase de problemas a partir de ahora, o más bien, no volver a sufrirlos. Realizarán 8 pruebas antes de dar luz verde, entre las que hay sospechosas habituales como un test de durabilidad, en el que someten a la batería a sobrecarga y a pruebas de funcionamiento en condiciones extremas. Con inspección visual se aseguran que externamiente cumple con todas las medidas y no hay defectos de fabricación. En el mismo sentido, hacia adentro, se revisa con rayos-X.
Tras ello, un test de carga y descarga y tras ello, se da paso a otros más técnicos. Con el TVOC test comprueban que no hay posibilidad de filtración del compuesto orgánico. Otro test es el de desmontado de la batería, donde comprueban la condiciones de las distintas capas. Después viene un test de escenarios de uso acelerados y el OCV Test, donde examinan los cambios en el voltaje que se hayan podido producir a lo largo del proceso de producción.
Tras ello, un test de carga y descarga y tras ello, se da paso a otros más técnicos. Con el TVOC test comprueban que no hay posibilidad de filtración del compuesto orgánico.
Como vemos, Samsung no sólo explicó con mucha claridad las cómo piensa asegurar los procesos a partir de ahora, sino que mostró al mundo el funcionamiento de las baterías y qué elementos (y su estado) son cruciales a la hora de funcionar correctamente. Samsung puede haber contado demasiado de sus procesos a la industria y a los consumidores, pero a cambio, todos hemos ganado en conocimiento y seguridad. Veremos si es la primera compañía de muchas.
El blog de innovación de Telefónica
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