El SGAS es una herramienta que históricamente ha tenido mucho éxito en el sector privado. ¿Podemos aplicar un SGAS al sector público para mejorar el desempeño socioambiental? Sí, y no tiene por qué ser complejo ni costoso. En realidad, muchos de sus elementos ya existen en la práctica y lo que hace falta es organizarlos de forma integral en los proyectos para permitir un manejo adaptativo en la etapa de ejecución, logrando así una mejora en el desempeño socioambiental y agregando valor a la reputación de la organización.
SGAS, un componente necesario en los proyectos del BID
Con el fin de promover un adecuado desempeño socioambiental en los proyectos que financiamos, bajo el nuevo Marco de Política Ambiental y Social del BID exigimos que nuestros prestatarios tengan un SGAS adecuado, que vaya acorde con el nivel de riesgo y de impacto de los proyectos, de conformidad con los requisitos establecidos en la Norma de Desempeño Ambiental y Social 1 (NDAS 1).
La NDAS 1 exige a los prestatarios la elaboración de un SGAS específico para el proyecto que cuente con un enfoque metodológico que asegure la gestión de los riesgos e impactos ambientales y sociales de una manera estructurada, sistemática y constante. Un SGAS eficaz es un proceso dinámico y continuo que el prestatario pone en marcha y respalda, y que implica una colaboración entre este, sus trabajadores, contratistas, proveedores y otras partes interesadas. Por otra parte, un SGAS adecuado está alineado con la escala y la naturaleza de los proyectos y promueve un desempeño ambiental y social sólido y sostenible, con mejores resultados financieros, ambientales y sociales.
Siete elementos clave de un SGAS
Para ello, es clave que el SGAS incorpore los siguientes siete elementos, como lo define la NDAS 1:
Un SGAS robusto bajo el nuevo MPAS del BID identificará y evaluará los aspectos socioambientales de las operaciones que financia, teniendo en cuenta no sólo la normativa nacional aplicable sino también los estándares internacionales que sean más exigentes que la normativa nacional. Por ejemplo, tendrá en consideración la resiliencia a amenazas naturales y al cambio climático, la protección para personas y grupos en situaciones de vulnerabilidad, los mecanismos de reclamación a nivel de proyecto, la realización de consultas públicas adicionales, o el manejo de los riesgos e impactos a la salud y seguridad de la comunidad.
La adopción de un enfoque sistemático mediante la implementación de un SGAS promueve que la gestión de riesgos ambientales y sociales en los proyectos del BID sea integral, adaptativa y que vaya en consonancia con los objetivos del nuevo Marco de Política Ambiental y Social, garantizando así su sostenibilidad. Pero para ello es clave que el SGAS se perciba no solo como un requisito, sino como una herramienta que proporciona un valor añadido a los proyectos.
Para más información, te invitamos a descargar este PDF interactivo sobre los componentes del SGAS:
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