El proyecto se desarrolla en cinco praderas demostrativas con el fin de que los productores aprendan a partir de la experiencia. Fuente Agencia de Noticias UN.

Para ello, una ingeniera agrónoma y un zootecnista de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), con la dirección del profesor Jairo Cuervo, trabajan de manera conjunta con los miembros de la cooperativa de productores de leche Coldorados, de la vereda Tierra Negra, en procura de optimizar la composición de proteína en la leche.

Por medio de las denominadas “escuelas de campo”, el proyecto pretende servir como punto de encuentro de saberes entre la comunidad y la academia, con el fin de que los campesinos de la región repliquen los nuevos conocimientos adquiridos.

Con una producción estimada entre 10 y 15 litros de leche por vaca, y de nueve a 10 vacas por finca, cada día se logra acopiar un estimado de 3.500 litros de leche, por lo que contar con un mejor producto tendrá como inmediata consecuencia un incremento en su precio.

Gracias a la implementación de un protocolo de buenas prácticas de ordeño con énfasis en los aspectos relacionados con la higiene, se han logrado disminuir las unidades formadoras de colonias, microorganismos presentes en la leche, junto con los recuentos de células somáticas, que son aquellas que se desprenden de la glándula mamaria cuando se presenta una mastitis.

“Las unidades formadoras de colonias son producto de un aseo deficiente en los utensilios que entran en contacto con la leche” explica José Luis Castillo, coordinador del componente agropecuario del proyecto.

Gracias al empleo de jabones ácidos, alcalinos y desinfectantes para mejorar el lavado de los utensilios de ordeño y desinfección de pezones, se ha logrado reducir el número de unidades formadoras de colonias de manera considerable, al pasar de 1.850.000 a 40.000 entre septiembre de 2016 y mayo de este año.

La presencia de un pasante de Veterinaria a cargo de las pruebas de mastitis pezón por pezón, además de la implementación de buenas prácticas de ordeño, ha propiciado una disminución del 20 % en el recuento de células somáticas.

De igual manera se espera evaluar el comportamiento que tienen los microorganismos fijadores de nitrógeno sobre la inclusión de leguminosas como lotus y trébol blanco y rojo a partir de la renovación de las praderas.

“En la región el suelo es muy compacto por la actividad ganadera, de tal manera que cuando llueve se genera una capa que no permite incorporar agua o elementos para la nutrición de la planta. Por tal razón se debe usar un ‘renovador de praderas’ a partir del empleo de un tractor”, añade Castillo.

Se espera que a partir de la inclusión de leguminosas se pueda mejorar la calidad nutricional de los componentes del forraje, con el fin de aumentar los porcentajes de proteína y grasa en la leche.

“La idea es alcanzar unos porcentajes que equivalgan a un 70 % de gramíneas –kikuyo, reigras y falsa poa, entre otras– y un 30 % de leguminosas, por su capacidad para fijar nitrógeno, elemento esencial de los aminoácidos que a su vez constituyen parte fundamental de las proteínas”, precisa Carolina Gachetá, magíster en Ciencias Agrarias.

El proyecto también contempla la posibilidad de aprovechar la gran cantidad de materia orgánica presente en el suelo, a partir de la introducción de nuevos microorganismos que contribuyan al proceso de fijación de nitrógeno, además de ampliar las raíces de las gramíneas.