Así lo expresaron los integrantes del Grupo Académico en Cuidado y Uso de Animales, liderado por la UN, que trabaja en el mejoramiento del proyecto legislativo, encabezado por el senador del Partido Verde Jorge Londoño. Este se presenta para su trámite en la Comisión Primera del Senado, y hasta el momento no ha sido votado en el primero de sus cuatro debates reglamentarios en el Congreso de la República.
El director del Bioterio de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UN en Bogotá, el profesor Jesús Cortés, dice que, aunque el tema es preocupante, también se constituye en una oportunidad única para aclarar y sentar las bases académicas del verdadero uso de animales, en aras de la ciencia, la docencia y la investigación.
No obstante, señala que, tal como está planteado, tareas centrales y aspectos misionales de las Facultades de Medicina Veterinaria se verían restringidas. Incluso habría penas punitivas por el cumplimiento del quehacer académico.
“En el caso de los aspectos misionales de la UN, se verían afectadas las tareas de docencia, investigación y extensión de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, pues en ellas se emplean animales. Cualquier acción o emprendimiento hecho con ellos tendría implicaciones directas de ley, que podrían limitarlas, reducirlas o hacer que no se lleven a cabo”, dice.
Adicionalmente, se refirió al artículo 14 de la propuesta de ley, que “prohíbe la utilización de animales para actividades de enseñanza en instituciones de educación preescolar, básica primaria, media y superior”. “Allí estamos incluidos. Con este texto taxativo, no podemos utilizar nuestro objeto de estudio, que son los animales”, puntualiza.
El profesor Cortés también comentó el artículo 328 del proyecto (“Ilícito aprovechamiento de los recursos naturales renovables”), que reza textualmente: “El que, con incumplimiento de la normativa existente, se apropie, introduzca, explote, transporte, mantenga, trafique, comercie, explore, se aproveche o se beneficie de los especímenes, productos o partes de recursos fáunicos, forestales, florísticos, hidrobiológicos, biológicos o genéticos de la biodiversidad colombiana incurrirá en prisión de 48 a 108 meses, y multa hasta de 35 mil salarios mínimos legales mensuales vigentes”.
Según sostiene el profesor, este artículo es contradictorio y condiciona la investigación y la ciencia en el país, e incluso contempla penas y sanciones para quienes hagan su trabajo científico. “Es supremamente lesivo para las actividades de la Universidad que tengan que ver con recursos biológicos”.
De esta forma, se agrava la polémica que la UN ha sostenido con el Ministerio de Ambiente y sus proyectos de ley y reformas de la legislación vigente. Pues estas impiden el acceso a recursos genéticos y coartan la capacidad de hacer ciencia en el país.
Incluso, el profesor Cortés afirma que el proyecto de ley también es ambiguo porque incluye, como conductas constitutivas de maltrato animal, los espectáculos de enfrentamientos de animales (peleas de gallos) y tortura o muerte de animales (corridas de toros), cuyo debate político y cultural está en ciernes. Son actividades que, a la luz de la Ley 84 de 1989 (Estatuto de Protección Animal), están exentas. “La nueva propuesta las define como maltrato animal, con todo el debate que esto genera”, dice.
El encuentro del grupo contó con el respaldo y la participación, entre otros: del director del Departamento de Psicología de la UN, Germán Gutiérrez; de la profesora Carmen Alicia Cardozo, del Instituto de Biotecnología; y de la profesora asociada de neurociencias Marisol Lamprea. Todos expusieron sus conceptos, reparos y alternativas para mejorar la redacción de un articulado que se le entregará al senador Londoño, con quien buscarán reunirse una vez que esté culminado.
La profesora Cardozo dice que la exposición de motivos del proyecto cambia incluso los paradigmas con que se ha hecho ciencia, basada en el antropocentrismo, para pasar al biocentrismo. “El nuevo proyecto debe incluir un componente de reconocimiento de los animales como seres que sienten y sufren. Eso era clave en esa justificación. Pero el articulado proyectado es otra cosa. No recogió nada de estas propuestas, que nos parecen interesantes”, afirma.
Para ello, se trabaja de la mano con la Vicerrectoría de Investigación de la UN.
Foto: A. Felipe Castaño / Unimedios
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