Este año, el curso “Síntesis, optimización y control de procesos” cuenta con la participación del mexicano Arturo Jiménez Gutiérrez, quien ha coordinado investigaciones de posdoctorado de Ingeniería Química en la Universidad de Wisconsin-Madison. También estará el doctor norteamericano Carlos Smith, consultor para compañías como Procter & Gamble y Monsanto Chemical, entre otras.
Casos exitosos de procesos que tienen en cuenta residuos y desechos para la producción de nuevos solventes y la separación de sustancias contaminantes en la industria de la pintura son logrados gracias a la síntesis, optimización y control de procesos.
La idea del curso es que los participantes comprendan que con la globalización y la alta competitividad del mercado, es necesario pensar en procesos óptimos, controlables y estables en el tiempo.
Iván Darío Gil Chaves, profesor del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental, explicó que cuando se planea un proceso se busca obtener un producto de calidad atractivo para el consumidor.
“Para garantizar esto es necesario controlar que no cambie en el tiempo, es decir, hay que estandarizarlo, de manera que se garantice siempre la misma calidad y cantidad. Además, con la optimización y el control, también se pueden reducir costos, volviendo al productor competitivo”, afirmó el profesor Gil.
Como ejemplo, el Departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la U.N., organizador del curso, en particular el Grupo de Procesos Químicos y Bioquímicos, ha venido adelantando trabajos de investigación en este campo, mediante los cuales, gracias al apoyo de Colciencias, empresas como Ecopetrol e industrias de pinturas se han visto beneficiadas.
En una de sus experiencias, el equipo asesoró a una fábrica que tenía problemas para procesar un subproducto que contenía una mezcla de alcoholes con agua posiblemente contaminante.
Con la asesoría del Departamento de Química y Ambiental se logró recuperar uno de los productos, separando el agua que contenía, sin contaminar el ambiente. De esta manera, lograron salir de gran cantidad de inventario, dando control y agilidad a su proceso.
Adicionalmente, con una evaluación de la mezcla en laboratorio, mediante la cual comprobaron las sustancias reales y la aplicación de técnicas de diseño de procesos de optimización e integración de energía, lograron implementar un nuevo proceso para la fábrica.
Una fase siguiente detalló el diseño de los equipos requeridos y propuso la forma de operación para un posterior montaje y verificación, que arrojó como resultado el óptimo funcionamiento de la nueva propuesta.
También es posible generar valor agregado a diferentes productos para generar rentabilidad. Así, por ejemplo, se pueden producir solventes y sustancias para ser utilizados en la industria del thinner, mediante residuos como el aceite de fusel (subproducto obtenido del proceso de producción de alcohol carburante) que antes no tenían ningún valor.
A este aceite se le realizó una caracterización en la que se encontró un proceso que se podría implementar para extraer productos de valor agregado, como solventes y ésteres.
Otros casos demuestran que los métodos ya existentes son susceptibles de ser operados en otras condiciones para lograr mayor productividad.
Este curso hace parte de la Escuela Internacional organizada por la Dirección Académica de Sede de la U.N., en la que los asistentes acceden a cuatro módulos, entre los que están el diseño de procesos, la optimización, la simulación y el control.
Se realiza desde el pasado 19 de enero y se llevará a cabo hasta el próximo 6 de febrero, en el Edificio de Ciencia y Tecnología de la U.N.
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Mediante un proceso de biorrefinería con digestión anaerobia, investigadores brasileños han obtenido biogás de orujo de manzana, un subproducto de la producción de zumo.
¿Le ha pasado que mientras cocina, por equivocación revuelve la sopa o el arroz con la misma cuchara que preparó el postre, y al momento de probarlos siente sabor a vainilla o leche? Esta situación, que se conoce como “contaminación cruzada”, también pasa en otros lugares, como por ejemplo en los laboratorios de medicamentos, en los que un error de este tipo puede dejar mucho más que un sinsabor. El diseño de 7 matrices o guías de validación de limpieza de estos espacios evitaría el riesgo de que algo así ocurra.
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