Aunque parezca mentira, hubo un tiempo en el que solo nos conformábamos con imaginar lo que podríamos llegar a conseguir con las interfaces inmersivas. Como no podía ser de otra manera, el cine y los videojuegos fueron los grandes alentadores de esta idea durante décadas, con películas como Tron o Matrix, o propuestas de hardware avanzadas a su época, pero que pasaron sin pena ni gloria, como la Virtual Boy de Nintendo en 1995.
Toda esta amalgama de narrativas interactivas ha sido en esencia lo que ha dado forma a los dispositivos inmersivos de realidad virtual, de realidad aumentada… y también de realidad mixta. ¿Habías oído hablar antes de esta tecnología? Pues quédate, que vamos a contarte todos los detalles.
De dónde viene y a dónde va la realidad mixta
Si escuchas realidad mixta, lo primero que te puede venir a la cabeza es un batiburrillo entre todo lo que entiendes por realidad virtual con todo aquello que conoces de la realidad aumentada. Pues algo así es, pero ¿cómo es realmente?
Es un poco la Hannah Montana de las tecnologías inmersivas, porque “junta lo mejor de ambos mundos” para ofrecer una experiencia que no se queda en un plano superficial de proyecciones digitales como lo hace la realidad aumentada y tampoco es tan aislante de tu entorno como los cascos de realidad virtual.
Con la tecnología de realidad mixta no nos adentramos como tal en un entorno virtual, sino que tenemos la posibilidad de interactuar con los elementos virtuales en un entorno real, alterando su posición y sus características como si lo hiciésemos en un mundo virtual. Aunque parezca un concepto complejo, podemos partir desde una idea más sencilla para ver por dónde van los tiros.
Los filtros de Snapchat e Instagram, ¿te suenan?
Seguro que has usado alguna vez alguno de estos efectos para alterar tu edad, tu voz o solo para echarte unas risas con tus amigos. No es el ejemplo más idóneo para hablar de la potencialidad de la realidad mixta, pero sí un buen punto de partida para comprender el alcance de esta tecnología, y de cómo los elementos virtuales se comportan en nuestro rostro cuando abrimos la boca, parpadeamos o hacemos un gesto con nuestras manos. Cuando hablamos de tecnologías inmersivas es importante asimilar de que se trata de un concepto híbrido, y que no hay barreras que delimiten qué es y qué no es una realidad aumentada, mixta o virtual.
Es mejor imaginar este tipo de tecnologías inmersivas como una escala continua que oscila entre la realidad y la virtualidad, donde estas propuestas se mueven alrededor del eje y presentan modelos más o menos inmersivos dependiendo de donde se sitúen.
Microsoft es quizá la multinacional tecnológica que más ha apostado por este tipo de tecnología a lo largo de los años, con propuestas tan conocidas como Hololens, un dispositivo holográfico y háptico que fusiona el entorno real con elementos digitales para hacerlos interactuar con nuestra presencia. Una propuesta muy novedosa y que abre todo un mundo de posibilidades para experimentar con los entornos en tres dimensiones.
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Joel Chaou
Publicitario con alma de periodista. Siempre he sentido pasión por la comunicación y por toda la cultura relacionada con el diseño y lo multimedia. Me gusta charlar y compartir opiniones con los demás; aprender de ellos y buscar siempre formas creativas de transmitir a través de nuevas narrativas que enganchen y que emocionen. Soy amante de la música y de los videojuegos, aunque también me gusta investigar y aprender sobre sucesos de relevancia internacional.
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