Las pruebas de ensayos de flujo lateral (LFA) se han vuelto omnipresentes entre el público en general; son el formato para las pruebas caseras estándar de embarazo y Covid-19, que indican un resultado positivo con una línea de color y un resultado negativo sin línea de color. En su iteración actual, estas pruebas son en gran medida cualitativas y binarias en sus resultados.
Varios intentos de hacer un LFA cuantitativo han producido complicaciones debido a la base óptica de una prueba cuantitativa: luz dispersa dispersa e imágenes débiles. Dado que Covid ha catapultado a los LFA a la vida cotidiana de muchos, el impacto de estas pruebas será aún mayor si se pueden hacer intrínsecamente cuantitativos para el seguimiento de biomarcadores clave asociados con la progresión de la enfermedad, los tratamientos médicos y el seguimiento básico de la salud.
En un artículo publicado el 17 de agosto en el Journal of the American Chemical Society , los miembros del laboratorio del profesor Tim Swager , dirigido por el posdoctorado Jie Li y el estudiante graduado Weize Yuan , revelan el diseño de una nueva generación de LFA que usa conductividad (o resistividad) cambios en un polímero electrónico para crear la respuesta.
La resistencia eléctrica (o conductancia) es universal en los dispositivos electrónicos. Se puede medir fácilmente con gran precisión, y la investigación anterior ha demostrado que los LFA electrónicos del grupo tienen capacidades cuantitativas intrínsecas y una sensibilidad ultra alta. El enfoque del equipo del MIT genera señales base en las que la resistencia puede cambiar en un 700 000 por ciento y, con estas señales fuertes, puede detectar trazas de un biomarcador objetivo. El LFA electrónico utiliza un disparador biológico que emplea la conocida enzima glucosa oxidasa. Se demostró que podía monitorear la glucosa, pero este LFA es mucho más que un medidor de glucosa.
Este estudio muestra que esta tecnología se puede aplicar para detectar cuantitativamente proteínas diana mediante el uso de anticuerpos diseñados para unirse a ellas. En una demostración preliminar de esta función, los investigadores descubrieron que podían detectar cuantitativamente el biomarcador de inflamación, la proteína C reactiva, a niveles fisiológicos. Este biomarcador tiene niveles elevados cuando un paciente tiene una respuesta inmune a una enfermedad oa un tratamiento médico. Esto se puede ampliar fácilmente con muchos otros biomarcadores, y existen planes para usarlo para detectar toxinas ambientales (metales y productos químicos) en el agua.
Cuando este LFA electrónico se integra en un circuito de radiofrecuencia resonante, los usuarios pueden encender y leer el dispositivo con un teléfono inteligente convencional. Como resultado, los dispositivos pasivos LFA-RFID se pueden usar en casa sin un lector especializado. Con esto en mente, el LFA electrónico tiene un enorme potencial en el diagnóstico del cuidado de la salud en el hogar y el monitoreo ambiental.
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La captura del dióxido de azufre (SO₂), precursor de la lluvia ácida que causa la acidificación de lagos y suelos, así como el deterioro acelerado de edificios, es un desafío para la ciencia de materiales.
Mediante un proceso de biorrefinería con digestión anaerobia, investigadores brasileños han obtenido biogás de orujo de manzana, un subproducto de la producción de zumo.
¿Le ha pasado que mientras cocina, por equivocación revuelve la sopa o el arroz con la misma cuchara que preparó el postre, y al momento de probarlos siente sabor a vainilla o leche? Esta situación, que se conoce como “contaminación cruzada”, también pasa en otros lugares, como por ejemplo en los laboratorios de medicamentos, en los que un error de este tipo puede dejar mucho más que un sinsabor. El diseño de 7 matrices o guías de validación de limpieza de estos espacios evitaría el riesgo de que algo así ocurra.
El agua que desechamos lavando la loza, en la ducha o al bajar el inodoro, y aquella que usa la industria para sus procesos y que termina en las redes de alcantarillado, se podrían aprovechar más en el riego de cultivos u otras actividades agrarias, gracias al desarrollo de un “lodo granular anaerobio”, tecnología basada en microorganismos descontaminantes, única en Colombia, que logra limpiarla en un 97%.
Tres estudios de la Universidad de Córdoba profundizan sobre cómo los organismos fotosintéticos más abundantes de la Tierra, las cianobacterias marinas, son capaces también de conseguir energía de sustancias orgánicas como la glucosa.
Recientemente, y con intención de solucionar los problemas medioambientales que pueden provocar los disolventes tradicionales, han surgido nuevas tendencias en la industria química, los denominados disolventes verdes, una alternativa más sostenible y segura.