Para reducir esas alarmantes cifras, el documento destaca la necesidad de reducir la contaminación, especialmente la generada por los sectores farmacéutico, sanitario y agrícola.
El PNUMA también pide que se refuercen las medidas para reducir la aparición, transmisión y propagación de «superbacterias» (cepas de bacterias que se han hecho resistentes a todos los antibióticos conocidos) y otros casos de antimicrobianos, que ya se están cobrando un grave tributo en la salud humana, animal y vegetal.
El estudio se centra en las dimensiones medioambientales de los antimicrobianos, que es como se conoce a las bacterias, virus, hongos y parásitos que dejan de responder a los medicamentos.
El creciente uso y abuso de antimicrobianos y otros factores de estrés microbiano (por ejemplo, la presencia de metales pesados y otros contaminantes) crean condiciones favorables para que los microorganismos desarrollen resistencia.
Esto, a su vez, plantea graves amenazas para la salud humana, animal, vegetal y medioambiental, la inocuidad de los alimentos, la seguridad alimentaria y la prevención, preparación y respuesta ante pandemias.
Los sectores farmacéutico, agrícola y sanitario son los principales impulsores del desarrollo y la propagación de los antimicrobianos en el medio ambiente, junto con los contaminantes procedentes de sistemas deficientes de saneamiento, alcantarillado y residuos municipales.
OTRO EJEMPLO DE DESIGUALDAD
La resistencia de los microbios afecta de manera desproporcionada a los países de renta baja y media y contribuye a casi cinco millones de muertes al año, según el informe Global Research on Antimicrobial Resistance.
«El informe sobre la resistencia a los antimicrobianos publicado hoy por el PNUMA es un ejemplo más de desigualdad, en el sentido de que la crisis de la resistencia a los antimicrobianos está afectando de manera desproporcionada a los países del Sur«, declaró la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, que preside una iniciativa respaldada por la ONU en la que participan líderes mundiales y expertos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los antimicrobianos se encuentran entre las diez principales amenazas mundiales para la salud.
En 2019, se estima que 1,27 millones de muertes en todo el mundo se atribuyeron directamente a infecciones resistentes a los medicamentos. En general, casi cinco millones de muertes se asociaron con esa resistencia.
Se espera que para 2050 se produzcan unos 10 millones de muertes directas adicionales al año, lo que equivale al número de muertes causadas globalmente por el cáncer en 2020.
ALIMENTACIÓN Y SALUD EN PELIGRO
Los antimicrobianos y las superbacterias también afectan a la economía y se espera que cause una caída del Producto Interior Bruto (PIB) de al menos 3,4 billones de dólares anuales para finales de la década, empujando a unos 24 millones de personas a la pobreza extrema.
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, explicó que la triple crisis planetaria, el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, ha contribuido a este fenómeno.
«La contaminación del aire, el suelo y los cursos de agua socava el derecho humano a un medio ambiente limpio y sano. Los mismos factores que provocan la degradación del medio ambiente están agravando el problema de la resistencia a los antimicrobianos. Los efectos de la resistencia de los antimicrobianos podrían destruir nuestra salud y nuestros sistemas alimentarios», advirtió.
UNA RESPUESTA SANITARIA
Hacer frente a los antimicrobianos requiere una respuesta multisectorial que reconozca que la salud de las personas, los animales, las plantas y el medio ambiente están estrechamente relacionados y son interdependientes.
Esto está en consonancia con el marco de «Una sola salud» desarrollado por las citadas agencias de la ONU, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH).
De hecho, la FAO «está plenamente comprometida a trabajar con sus socios para crear sistemas agroalimentarios más eficientes, más inclusivos, más resistentes y sostenibles para una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor para todos», dijo su director general, Qu Dongyu, también desde Barbados, donde se celebró la Sexta Reunión del Grupo de Líderes Mundiales sobre la antimicrobianos, presidida por la primera ministra Mottley.
RECOMENDACIONES
El documento contiene medidas para hacer frente tanto al deterioro del entorno natural como al aumento de la resistencia a los antibióticos, centrándose en abordar las principales fuentes de contaminación derivadas de un saneamiento deficiente, las aguas residuales y los residuos comunitarios y municipales.
Las recomendaciones incluyen:
Actualmente la FAO está preparando una iniciativa mundial a 10 años para reducir la necesidad de antimicrobianos en los sistemas agroalimentarios.
Además, la organización ha desarrollado la primera versión de la plataforma informática internacional para el seguimiento de la resistencia a los antimicrobianos, que tiene como objetivo abordar la falta de información existente de esta materia en los sistemas agroalimentarios.
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