Los beneficios de la eficiencia energética incluyen, entre otros, una mayor seguridad energética (menos dependencia de importaciones e inversión en generación), menores impactos ambientales (menores emisiones por servicio), mayor asequibilidad (para personas e industrias), así como mejora de calidad de los servicios. Asimismo, optimiza el sistema central cuando se focaliza en los servicios que suministra el uso de energía, esto es en el usuario. Este posicionamiento se torna cada vez más importante con las innovaciones y un punto de inflexión importante en el futuro del sector de energía.
La visión de servicios de infraestructura como foco de las políticas y acciones gubernamentales es central en las próximas décadas en América Latina y el Caribe. Si bien es cierto que desde hace más de dos décadas algunos países de la región han desarrollado numerosos esfuerzos para consolidar acciones y metas en esta área, en los últimos años estas medidas, con distinta intensidad, se han extendido en toda la región. Sin embargo, todavía hay mucho por hacer.
Los indicadores de la eficiencia energética
Uno de los indicadores más utilizados para medir los avances en eficiencia energética, es la intensidad energética, la cual permite analizar el consumo de energía por unidad de Producto Interno Bruto (PIB). A pesar de los desafíos en utilizar este tipo de indicadores, por los distintos aspectos que pueden afectarlo, son elementos importantes para analizar la evolución del uso de energía.
Comparando con los datos de 1990, la gran mayoría de los países han disminuido su intensidad energética, con excepción de Brasil, Ecuador, Guatemala, Haití and Trinidad and Tobago (puede encontrar datos en HUB de Energía). Es importante señalar que si bien la intensidad energética es un indicador de la eficiencia con la que evoluciona el consumo de energía, este índice no siempre refleja, con precisión, las mejoras en el uso de la energía, ya que hay factores que influyen en su comportamiento, como son la estructura del consumo por sector y actividad, el rezago en equipamiento consumido de energía, además de los hábitos de consumo de los países.
Cuando se compara con otras regiones, a pesar de que ALC presenta una intensidad energética relativamente baja, esto no necesariamente refleja los potenciales de mejora existentes asociados a la inserción de nuevas tecnologías que permiten utilizar de manera más eficiente la energía. Hay una enorme oportunidad para avanzar en dirección hacia un sistema más eficiente y más asequible aprovechando las oportunidades en materia de eficiencia energética. No obstante, históricamente se observa que la implementación de acciones para acelerar la eficiencia energética no es proceso natural y automático, hay diversos desafíos cuya superación requiere de acciones coordinadas entre el gobierno y la sociedad.
Marco de actuación para la eficiencia energética
Las estrategia y líneas de acción que los países implementan para impulsar el uso óptimo de sus recursos energéticos, generalmente obedecen a la visión de largo plazo que se tenga en cada nación. Priorizar dichas acciones en diferentes marcos de actuación para cuantificarlas y compararlas, se vuelve una tarea por demás compleja sobre todo en el sentido de homologar los criterios y puntos de partida sobre los cuales se puedan identificar recomendaciones estratégicas y apoyos puntuales.
A pesar de la grande heterogeneidad de las actuaciones para la eficiencia energética, es posible agrupar las actuaciones en un marco con 6 categorías:
La combinación eficiente de estas diferentes actuaciones es importante para impulsar la eficiencia energética. En todos los países de América Latina y Caribe existen elementos que fomentan el desarrollo e implementación de acciones de eficiencia energética a nivel nacional, pero hay países que han desarrollado esfuerzos más relevantes y sistematizados en los diferentes niveles de actuación. México, Chile, Brasil y Costa Rica, son ejemplos de países que mayores avances han logrado en la construcción de un marco completo de acciones para la eficiencia energética.
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Trabajamos para mejorar la calidad de vida en América Latina y el Caribe. Ayudamos a mejorar la salud, la educación y la infraestructura a través del apoyo financiero y técnico a los países que trabajan para reducir la pobreza y la desigualdad. Nuestro objetivo es alcanzar el desarrollo de una manera sostenible y respetuosa con el clima. Con una historia que se remonta a 1959, hoy somos la principal fuente de financiamiento para el desarrollo para América Latina y el Caribe.
La sostenibilidad se convirtió en la primera preocupación para el mundo actual, por esto las empresas de todo el globo tratan de adaptarse a los cambios.
Un equipo de la Universidad de Córdoba ha desarrollado una metodología que define el espacio cultivable entre módulos fotovoltaicos de dos ejes, con el objetivo de impulsar la reconversión a la producción agrivoltaica de plantas ya existentes. Usando como base una instalación fotovoltaica real ubicada en Córdoba, el modelo revela las zonas cultivables entre colectores.
Hace ya casi tres años, en junio de 2021, celebramos la llegada a las instalaciones de ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), el reactor experimental de fusión nuclear que un consorcio internacional liderado por Europa está construyendo en Cadarache (Francia), del solenoide central. Este componente es el corazón del complejo motor magnético del reactor, y no es otra cosa que un potentísimo imán superconductor con unas dimensiones colosales.
La molienda mecánica destaca por su relativa simplicidad, bajo costo y capacidad para llevarla a escala industrial, lo que la convierte en una opción idónea para fabricar paneles solares fotovoltaicos. Mediante esta técnica, ingenieros caracterizaron nanopartículas (de tamaños imperceptibles al ojo humano) de silicio y óxido de zinc que servirían para mejorar las celdas solares, es decir los dispositivos que convierten la radiación solar en energía eléctrica.
Un equipo de investigación del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla y de la Plataforma solar de Almería (PSA-CIEMAT) ha validado un nuevo tratamiento en el proceso que utiliza la luz del sol para producir hidrógeno. Los resultados demuestran que se obtiene una mayor producción de esta fuente de energía limpia y con un menor coste, incluso en condiciones meteorológicas adversas.
En la región del polo sur de la Luna existen zonas donde nunca luce el Sol y otras donde siempre llegan sus rayos. Para que los vehículos puedan operar en esas condiciones, y con fondos de la Agencia Espacial Europea, investigadores de España y Reino Unido desarrollan sistemas que combinan paneles solares, baterías y generadores termoeléctricos de radioisótopos.