Contaminación en Sibaté

`Pagamos para que nos contaminen´ dijo una líder cívica de Sibaté cuando nos reunimos distintas organizaciones de jóvenes, juntas de acción comunal, ambientalistas y medios de comunicación alternativos con el fin de analizar la problemática del Embalse del Muña y las consecuencias que éste ha traído a la población y hacer un recorrido por los alrededores del embalse. La citada líder manifestaba que mientras algunos reciben los beneficios por la producción de energía del Muña, los sibateños deben pagar este servicio, que sube y sube mes a mes.

Seguidamente otros habitantes hicieron memoria y recordaron cómo desde el año 1967 la Empresa de Energía de Bogotá decidió bombear aguas contaminadas del Río Bogotá al Embalse, acabando con la vida y toda la actividad deportiva y turística que llegó a caracterizar a este municipio en el pasado. Con ese vertimiento de aguas del Río Bogotá, los metales pesados y la materia orgánica entraron a formar parte del embalse, generando terribles problemas de salud, ambientales y el éxodo de la población. Desde ese entonces comenzó el problema, y hoy la Empresa generadora de energía EMGESA le dice a los habitantes de Sibaté que no puede dejar de bombear aguas del río Bogotá al Embalse del Muña porque ésta se requiere para generar la energía eléctrica de la cual ellos y la ciudad de Bogotá dependen.

“No es más que un chantaje” dice un representante de una Junta de Acción Comunal, haciendo alusión a la demanda de la empresa Emgesa, que cuenta con capitales colombianos, de Endesa Chile y España. Por ello las propuestas no tardaron en llegar desde los líderes sociales y cívicos del municipio, quienes han dicho: “es necesario hacer un paro para que nuestra voz sea oída”. Y es que el desespero por parte de la población frente a esta tremenda crisis y al no ver por lo menos en el corto plazo soluciones definitivas, la lleva a plantear este tipo de iniciativas.

El asunto no termina allí; en días pasados refería uno de los participantes de la reunión que el Gobernador de Cundinamarca manifestó que Sibaté sería fumigada con Glifosato, sin que se haya realizado ningún tipo de estudio sobre los efectos que traería esa fumigación sobre la población, los animales y el ambiente. El Gobernador se abstuvo de mencionar una Resolución de la CAR que está en preparación y aborda la problemática ambiental en el embalse.

EMGESA, frente a este drama, ha implementado lo que se conoce como “acciones mitigadoras”, las cuales van desde colocar toldillos, instalar anjeos en las casas, contratar damas rosadas que hacen una labor de “sensibilización” con la comunidad frente a las cosas positivas que ha hecho la empresa y actualmente están repartiendo plantas aromáticas que supuestamente disminuyen los malos olores. Estas “acciones” no se han efectuado en todo el municipio, ya que al campo, a las veredas, no han llegado, se puede afirmar que casi de manera exclusiva los dispositivos han sido instalados en la parte urbana de Sibaté; ante esto hay personas del municipio que por dignidad no utilizan los anjeos ni los toldillos porque consideran que no van a aceptar remedios parciales aplicados por la empresa causante de sus problemas. La comunidad afirma que esos son paliativos y de esa manera la empresa no resolverá nunca el problema de fondo, y con respecto a las plantas aromáticas éstas no son más que nidos para los zancudos, que constituyen otro de los graves problemas que afectan a la población.

Pero ¿cuáles zancudos? preguntó de manera ingenua un ambientalista bogotano que se interesó por conocer más la problemática; los sibateños nos explicaron que las nubes (como ellos los llaman) salen después de las 5:00 p.m. e impiden continuar con cualquier actividad; hablar, estudiar o descansar es casi imposible puesto que el zumbido y las picaduras lo impiden. Los animales tampoco han escapado a este problema, incluyendo los perros, cerdos y ovejas, que han sido “depilados” por las picaduras de los zancudos. Constatamos la cantidad o las nubes de zancudos a los que ellos se referían en su relato, cuando un participante abrió dos bolsas que llevaba llenas de zancudos y dijo: esto es lo que se atrapa en una noche. La reacción de la gente que se había desplazado desde Bogotá fue de sorpresa, ya que nadie podía entender cómo los sibateños han aguantado tanto y cómo pueden vivir en esas condiciones.

Para combatir los zancudos la gente compra insecticidas de todo tipo; el más utilizado es el RAID, costituído por pastillas que funcionan con energía eléctrica; estas pastillas insecticidas hacen parte de la canasta familiar, inclusive hay familias que deben privarse de comprar ciertos artículos, para poder adquirirlas. Obviamente esas pastillas afectan también la salud, puesto que son químicos a los cuales las personas se exponen durante toda la noche al activarse el RAID. Quizás eso logre explicar porqué en Sibaté se presentan altos índices de mortalidad ocasionados por cáncer de pulmón, según dicen los lugareños, y es que inhalar todos los días ese tipo de sustancias, junto a los malos olores producidos por la contaminación a la que ha sido sometido el embalse, no da para más.

Este es un claro ejemplo de injusticia ambiental, donde la violación a los derechos humanos, a la salud, al ambiente sano y a una vida digna son el pan de cada día de los sibateños. Es imperativo fortalecer el trabajo local y articular esa lucha junto con otras que a nivel nacional se están desarrollando, como por ejemplo la de los servicios públicos, la del Río Bogotá, la lucha por el agua y en fin otras tantas que en el fondo son la misma, ya que en nuestro país pareciera más importante asegurar el negocio de las multinacionales que garantizar una vida digna para el pueblo.

La gente ha acudido a todo, a las ayudas legales, a los medios de comunicación y a los debates públicos y en este momento ya no aguanta más, está decidida a salir nuevamente y con más fuerza a protestar por el problema que padecen desde hace décadas y que hoy en día es en realidad insoportable. Caminar por Sibaté se convierte en una verdadera prueba, los malos olores, el ardor en los ojos y la congestión de la garganta los sentimos en mayor medida quienes no vivimos allí, quizás los sibateños ya han aprendido a sobrellevar esto, pero eso no significa que estén dispuestos a permanecer para siempre con este problema. Sibaté es una bomba de tiempo que estallará pronto.