La pandemia causada por Covid-19 evidenció nuestra vulnerabilidad global, pero también la necesidad de mejorar los sistemas de protección social frente a las amenazas. Una forma de aumentar la protección social es garantizar la prestación de servicios ecosistémicos de la naturaleza, y es aquí donde entran en escena las soluciones basadas en la naturaleza (SbN). Estas son “acciones para proteger, gestionar de forma sostenible y restaurar los ecosistemas naturales o modificados”, que abordan los retos de manera eficaz y adaptativa, a la vez que proporcionan beneficios para el bienestar humano y la biodiversidad.
En este contexto, la cuenca del Amazonas juega un rol clave. Considerada uno de los recursos naturales más importantes del mundo, la Amazonia es el hogar de cerca de 34 millones de personas y ofrece múltiples servicios ambientales como el reciclaje de agua, la producción de alimentos y el almacenamiento de carbono. La expansión de la frontera agropecuaria, los minerales y las fuentes de energía han destruido alrededor del 20 % de la selva por la deforestación (WWF, 2021).
A pesar de su importancia, el capital natural no ha sido incluido en las prioridades de recuperación y los planes de inversión de los países amazónicos. El difícil e incierto contexto económico mundial, sumado a los desafíos ya existentes en los países amazónicos desde antes y después de la crisis de covid-19, ha afectado la posibilidad de destinar más recursos financieros a los proyectos de naturaleza y establecer las condiciones adecuadas para avanzaren la implementación de las SbN.
Las SbN pueden combinar estrategias de conservación para lograr la deforestación neta cero, la gestión sostenible de los bosques y, al mismo tiempo, promover el desarrollo sostenible y garantizar los medios de vida de las comunidades.
En comparación con otros sectores, la implementación de las SbN puede tener un mayor rendimiento económico en la población afectada por covid-19 en la región amazónica. Esto, pues las SbN permitirían crear puestos de trabajo de formación técnica, son rápidas y fáciles de implementar y requieren poco capital físico por trabajador en comparación con otros sectores como el de los combustibles fósiles. Se estima que, por cada millón de dólares invertidos en SbN se crean unos 40 puestos de trabajo. Además, más del 70 % de los beneficios se gastan localmente, lo que resulta especialmente beneficioso en zonas alejadas de los centros urbanos.
Adicionalmente, se espera que la implementación de las SbN en sitios naturales globales de importancia crítica (Global Critical Natural Assets), como el bioma amazónico, multiplique su potencial, maximizando, a su vez, el impacto de las inversiones en estas áreas.
En este sentido, las SbN deben cumplir con tres componentes básicos para su diseño e implementación:
1) abordar los retos de la sociedad; 2) garantizar los beneficios para la biodiversidad y los ecosistemas que la sustentan; y 3) proporcionar cobeneficios para el bienestar humano, al tiempo que se equilibran las compensaciones y se respetan los enfoques basados en los derechos.
Aunque se han identificado varios obstáculos para la financiación de las SbN en la región en este momento, con una visión y una estrategia claras, los gobiernos y otras partes interesadas pueden aprovechar el potencial de la naturaleza para acelerar la recuperación económica y social de la crisis sin aumentar la degradación medioambiental.
Frente a este panorama, el policy brief de WWF expone las barreras y oportunidades identificadas para el diseño e implementación de SbN en la región amazónica. En este sentido, es claro que hay una necesidad urgente de maximizar la cantidad y el impacto de la financiación pública, el capital privado y las formas mixtas de financiación apalancadas para desarrollar iniciativas de SbN en la Amazonia.
Para avanzar en esta dirección, este documento resalta una serie de oportunidades para trabajar colectivamente entre los gobiernos, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil, entre otros, a nivel multilateral, regional y nacional para elevar el perfil de las SbN en la región y abordar los desafíos ambientales, como la deforestación.
Una información regional más específica, los incentivos para el sector privado, el desarrollo de capacidades en la formulación de proyectos y el desarrollo e implementación de instrumentos económicos verdes serán fundamentales para mejorar la comprensión y la implementación de estas acciones en la región.
WWF es la principal organización de conservación global, con presencia en más de 100 países y que cuenta con el apoyo de más de 5 millones de socios. Las acciones de WWF están enfocadas en seis grandes objetivos: especies, bosques, océanos, agua dulce, alimentación, clima y energía. WWF tiene además tres líneas de acción transversales: gobernanza política y social, finanzas y mercados.
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