Se trata de un ambicioso enjambre orbital conformado por 12.992 satélites controlados por el recién establecido China Satellite Network Group Co. Estos artefactos trabajarán en conjunto para permitir una amplia variedad de funciones, desde las telecomunicaciones hasta tareas de inteligencia.
China, ¿nuevo líder en el espacio?
El ambicioso plan del país dirigido por Xi Jinping tiene varios ejes. En primer lugar, según el periódico asiático, radica la necesidad de garantizar que China tendrá sus propios recursos en la órbita terrestre baja (LEO) antes de que SpaceX acabe controlándolos casi en su totalidad.
La compañía de Elon Musk tiene en la órbita LEO unos 3.500 satélites, pero busca elevar esa cantidad hasta los 12.000 antes de 2027. Después de esa fecha, SpaceX cree que podría ampliar su constelación a 42.000 unidades operativas, una cifra descomunal de dispositivos orbitando la Tierra.
Para China, las magnitudes de proyecto occidental es alarmante. Y no solo por el creciente número de satélites de SpaceX, sino por su supuesto componente militar. Estos satélites, se cree en Pekín, están equipados con sensores para monitorizar su entorno y están conectados con el Pentágono.
La asociación entre SpaceX y Washington no es del todo secreta. Se sabe que sus satélites son utilizados por la Fuerza Aérea e incluso recientemente se presentó Starshield, una versión específicamente diseñada para “respaldar los esfuerzos de la seguridad nacional” de Estados Unidos.
En cualquier caso, los avances de SpaceX representan un riesgo para los activos espaciales de otros países. En este sentido, China está haciendo lo posible para apresurar el lanzamiento de sus propios satélites del proyecto llamado GW para 2027, antes de que la constelación inicial de SpaceX esté lista.
Se cree que cada uno de estos aparatos en órbita, además de ofrecer acceso a Internet por satélite, estarán equipados con la tecnología necesaria para espiar a las redes rivales. Uno de los objetivos, indican, se trata de obtener detalles de cada uno de los satélites en órbita de la empresa de Musk y, en caso de representar una amenaza, destruirlos.
Por lo pronto, Pekín no ha hecho anuncios al respecto, por lo que toca esperar para saber si algo de esto se hace realidad. Eso sí, China ha manifestado públicamente que está trabajando para tener una fuerza militar de “clase mundial” para mediados de esta década. Un papel protagónico en el espacio junto con la modernización de sus fuerzas armadas puede ayudar al gigante asiático a cumplir su promesa./abc.2023.46.0047
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