¿Se ha preguntado alguna vez cuántas personas enferman por los alimentos que han ingerido? En Europa, son 23 millones cada año y hasta el 30 % de estos casos pueden atribuirse a una preparación insalubre de los alimentos en el hogar. Un juego de cocina en línea creado como parte del proyecto financiado con fondos europeos SafeConsumE no solo informa sobre cómo manipular alimentos de manera segura, sino que también forma para ello.
Investigadores de Dinamarca, Noruega y el Reino Unido diseñaron su intervención lúdica en línea para promover la sensibilización sobre la seguridad alimentaria y los comportamientos de reducción de riesgos. Llevaron a cabo un experimento en el que todos los participantes respondieron primero a un cuestionario sobre sus hábitos de higiene alimentaria, qué eficacia pensaban que tenían determinadas medidas de seguridad alimentaria y su opinión sobre distintos mitos relacionados con la seguridad alimentaria. Aparte del grupo de control, sobre el que no se llevó a cabo ninguna otra intervención, otro grupo de participantes vio después un vídeo informativo de dos minutos sobre seguridad alimentaria y un tercer grupo vio el vídeo y, a continuación, jugó a un juego de ordenador de cocina casera que les pedía que prepararan cuatro platos de carne. El cuarto y último grupo fue objeto de las mismas intervenciones que el tercero, salvo que el vídeo informativo fue sustituido por una versión con imágenes que tenían por objetivo suscitar repugnancia. Siete días más tarde, se pidió a todos los participantes que rellenaran otro cuestionario sobre hábitos y conocimientos relativos a seguridad alimentaria.
Los juegos son más eficaces
Los investigadores observaron que todas las intervenciones mejoraron de forma similar las creencias en materia de inocuidad de los alimentos en relación con el grupo de control. Sin embargo, a pesar de su efecto positivo sobre las creencias en materia de inocuidad de los alimentos, los vídeos no lograron repercutir de forma significativa en el comportamiento, algo que una breve experiencia de juego sí logró. «Al formular preguntas a los participantes sobre sus conocimientos en materia de seguridad alimentaria y su comportamiento al manipular alimentos, pudimos ver que los participantes tomaron mayor conciencia sobre cómo asegurarse de que los alimentos son inocuos y que habían cambiado sus rutinas de cocina en consonancia con los comportamientos que les habían dado puntos en el juego», declara el catedrático Alexander K. Koch de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), entidad socia del proyecto SafeConsumE, en una nota de prensa publicada en el sitio web del proyecto. Koch es coautor del estudio pertinente publicado en la revista «Food Control».
Un total de 1 087 participantes de edades comprendidas entre los 20 y los 50 años y otros 886 de hasta 89 años participaron en el estudio. Para sorpresa del equipo de investigación, el estudio mostró que el juego no solo había tenido un impacto sobre el comportamiento en materia de seguridad alimentaria de las personas de entre 20 y 30 años, sino también en el de las personas mayores. «Antes del estudio, esperábamos que el compromiso de participar y jugar al juego en línea fuera mayor entre los jóvenes. Sorprendentemente, resultó que los efectos que observamos fueron muy estables entre los distintos grupos de edad», señala en el comunicado de prensa la coautora Nina Veflen del Instituto Noruego de Investigación en Alimentos (Nofima) y coordinadora del proyecto SafeConsumE.
El juego de SafeConsumE (SafeConsumE: Safer food through changed consumer behavior: Effective tools and products, communication strategies, education and a food safety policy reducing health burden from foodborne illnesses), cuyo lanzamiento a gran escala es barato una vez desarrollado, podría desempeñar un papel importante en la prevención de enfermedades de origen alimentario al llegar a muchos consumidores. Koch concluye: «Lo que es fabuloso sobre el juego de SafeConsume es que ayuda a las personas a aprender sobre seguridad alimentaria, a la vez que se divierten».
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