Lo cierto es que la IA ha evolucionado con el tiempo para humanizar, en cierta forma, a las máquinas. Si bien algunas personas piensan que se podrá simular completamente a los humanos (incluido su pensamiento), otras creen que habrá cosas que nunca se conseguirán artificialmente. Por ejemplo, la capacidad de tener emociones o sentimientos hacia otras personas, o incluso de reír. Ante esto nos encontramos con Erica, que cambiará tu perspectiva.
Erica, un robot con sentido de la risa
¿Qué pensarías si te dijéramos que los humanos estamos a punto de perder el derecho exclusivo de poseer humor? Seguro responderías que esta es una emoción exclusiva de nosotros. Sin embargo, unos investigadores japoneses te harán creer lo contrario. Científicos de Kyoto desarrollaron un sistema de IA de un robot con sentido de la risa llamado Erica. Esta máquina puede emular la risa humana, en la cantidad y situación correcta.
La investigación titulada “¿Puede un robot reír contigo?: Generación de risas compartidas para un diálogo hablado empático” fue publicada recientemente en la revista Frontiers in Robotics and AI. En esta, los estudiosos en el tema desarrollaron un modelo de risa compartida para robots conversacionales con las siguientes características:
Basado en lo anterior, los investigadores señalaron que para hacer que los robots conversacionales sean más parecidos a los humanos, deben comportarse similar a ellos. Uno de estos comportamientos es la risa, cosa que la gente practica frecuentemente. De modo que, con este modelo de IA, las personas disfrutarán de la interacción con estas máquinas.
Un robot. Imagen de Unsplash.
¿Cómo lo lograron los científicos?
Seguro ahora te preguntas cómo enseñan a un robot a reír. Pues bien, los investigadores observaron inicialmente las interacciones entre personas para identificar cuándo sucede la risa compartida. En consecuencia, siguieron el siguiente proceso que consistió en tres modelos:
Para alcanzar lo anterior, entrenaron a cada modelo empleando un cuerpo de diálogo de citas rápidas humano-robot. Posteriormente, implementaron un sistema de generación de risas compartidas en un método de diálogo de escucha atenta. Los científicos congregaron a más de 130 personas para escuchar cada situación dentro de las tres circunstancias diferentes:
Posteriormente, valoraron las interacciones en función de la semejanza humana, la naturalidad, la empatía y la comprensión. La plataforma de risas compartidas funcionó mejor que cualquiera de las líneas de base.
De esta forma, lo propuesto por estos investigadores optimizó la impresión del diálogo, al igual que la percepción de empatía. Todo ello fue comparado con una línea de base ingenua sin risas y un sistema reactivo que siempre respondía solo con risas sociales.
Este estudio se realizó en idioma japonés y con un número limitado de muestras. No obstante, el marco del método propuesto también se puede aplicar a otros idiomas. La risa es un comportamiento no lingüístico, pero también depende del contexto del diálogo, incluida la cultura.
Una de las dificultades encontradas fue decidir el tipo de risa para el robot. Un robot posee un número limitado de risas, por lo que se utilizó cuidadosamente la que sonara lo menos escandalosa posible.
Lo que depara el futuro con un robot como Erica
Por ahora, la capacidad de reír de Erica no significa que la carencia de empatía o humor conversacional esté resuelta. El estudio concluyó que puede que pasen alrededor de 20 años antes de que una máquina tenga una conversación con un humano, como si fuesen amigos reales. Se espera, además, verificar el método propuesto en otros idiomas y con datos a gran escala. En síntesis, la IA ha intentado aproximar una mejor experiencia de los robots con los seres humanos. A pesar de que se temen que estos nos sustituyan, no hay nada más alejado de la realidad. Contar con estas innovaciones será de gran ayuda para áreas importantes de la vida diaria. ¿Qué tal si seguimos aprendiendo de ellas?
Moncho Terol
El futuro lo escribimos todos juntos. Me gustan las redes y la conectividad.
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