Esta es una oportunidad de desarrollo para la región, porque el crecimiento de la inversión minera genera ingresos fiscales esenciales para la recuperación económica, trae empleos y demanda bienes y servicios locales. Pero sabemos que el desarrollo sólo es sostenible si es inclusivo. Y actualmente, el sector extractivo tiene importantes brechas de género. Es decir, el sector beneficia desproporcionadamente a los hombres, sobre todo con oportunidades de crecimiento laboral, mientras que las mujeres reciben la mayoría de los riesgos, incluyendo una mayor exposición a diversas formas de violencia y cambios en el uso de las tierras que impactan sus actividades productivas tradicionales.[2]
Trabajar por un sector extractivo responsable es crucial para una región que se sustenta de él.
Que un pilar de la economía latinoamericana tenga impactos tan desbalanceados según el género es un problema de desarrollo, porque perpetúa el statu quo de una región que ya sufre grandes brechas. Por ejemplo, una de cada tres mujeres latinoamericanas carece de ingresos propios. Esto las hace económicamente vulnerables, condicionando sus necesidades básicas de salud, nutrición, capacitación, etc. a la provisión de otras personas que sí perciban ingresos.[3] Esta dependencia repercute en otros indicadores de desarrollo, como el empleo. Y la vulnerabilidad aumenta con las crisis: durante la pandemia, las mujeres perdieron más empleos que los hombres y les ha tomado más tiempo recuperarlos.
Si bien en la última década el sector extractivo global ha avanzado en su compromiso con la equidad de género, todavía queda mucho por resolver. En el sector minero latinoamericano, las mujeres conforman apenas entre 7-10% de la fuerza laboral[4], ocupan menos posiciones de liderazgo y pueden ganar hasta un 48% menos[5]. Las mujeres y niñas en comunidades del área de influencia minera y las que participan de la minería artesanal o de pequeña escala están más expuestas a riesgos de violencia sexual que sus contrapartes masculinas. Si además tienen menor participación en los procesos locales de toma de decisión, sus necesidades pueden quedar excluidas de los planes de desarrollo local impulsados por la inversión minera. La misma desigualdad se nota también entre las empresas que suplen bienes y servicios a las mineras y en las instituciones gubernamentales que regulan la actividad, especialmente en posiciones de liderazgo.
La igualdad no solo es un derecho, también es un multiplicador de impacto. Cuando crece la proporción de ingresos que controlan las mujeres en sus hogares, tienden a mejorar otros indicadores de desarrollo como la salud y la escolaridad de los niños[6], beneficiando a familias, comunidades y los países que priorizan esta inversión.
¿Qué significa invertir en equidad de género en el contexto del sector extractivo?
Desde el BID nos enfocamos en fortalecer las capacidades de nuestras instituciones para atender estas brechas. Con el fin de brindar sostenibilidad a los proyectos, promovemos un enfoque multiactor para reforzar el vínculo entre gobierno, industria y sociedad civil. Cinco líneas de acción orientan nuestro trabajo y sirven de guía para otros actores que busquen contribuir con la construcción de un sector extractivo más equitativo en términos de género[7]:
En cada una de estas líneas de acción ha habido avances significativos y quedan desafíos pendientes. La buena noticia es que la agenda de género en extractivas paga bien[8]: según un estudio de Mckinsey (2015), se estima, por ejemplo, que cerrar la brecha económica de género podría aumentar el producto interno bruto mundial en $28 mil millones para el año 2025. Cada país rico en recursos naturales puede identificar iniciativas concretas en alguna de estas líneas que produzca grandes retornos a partir de una inversión relativamente pequeña – y el BID es un aliado al servicio de esta agenda. Los resultados valen la pena, tanto en términos de negocio como en términos de impacto en el desarrollo.
* Irene Irazábal: Irene es consultora independiente en temas de paz y desarrollo sostenible. Su trabajo se centra en la gobernanza y la creación de consenso para cadenas de suministro responsables. Irene ha diseñado y gestionado programas de múltiples actores en Asia, América Latina y el Caribe, lo que ha permitido asociaciones y políticas públicas conjuntas. Sus contribuciones al sector de Infraestructura y Energía del BID se han centrado en las dimensiones de sostenibilidad social de los proyectos de minería, hidrocarburos y energía geotérmica. Abogada con una maestría en estudios internacionales de Paz, Irene cree que las estrategias de desempeño social claras y medibles que promueven los derechos humanos y priorizan la diversidad y la inclusión son buenas para los negocios.
[1] The Role of Critical Minerals in Clean Energy Transitions. World Energy Outlook Special Report. IEA, 2021.
[2] Eftimie, Heller, Strongman (2009). Gender Dimensions of the Extractive Industries. World Bank.
[3] Indicador de autonomía económica según datos del Observatorio de Igualdad de Género de ALC de la CEPAL (2019): proporción de la población de 15 años y más que no es perceptora de ingresos monetarios individuales y que no estudia exclusivamente.
[4] De La Puente Burlando (2017) “Mujeres y empleo extractivo en América Latina”. Politai: Revista de Ciencia Política, N°15
[5] Rau, Cruz (2021) “The Effects of Equal Pay Laws on Firm Wage Premiums: Evidence from Chile” Universidad Católica de Chile.
[6] Banco Mundial (2012). Informe sobre el Desarrollo Mundial 2012: Igualdad de Género y Desarrollo.
[7] Estas áreas de enfoque se alinean con la Estrategia Institucional del BID, la Visión 2025, la Política Operativa sobre Igualdad de Género y su Plan de Acción (GAP).
[8] WIM (UK) and PwC (2013) “Mining for talent A study of women on boards in the mining industry”.
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Trabajamos para mejorar la calidad de vida en América Latina y el Caribe. Ayudamos a mejorar la salud, la educación y la infraestructura a través del apoyo financiero y técnico a los países que trabajan para reducir la pobreza y la desigualdad. Nuestro objetivo es alcanzar el desarrollo de una manera sostenible y respetuosa con el clima. Con una historia que se remonta a 1959, hoy somos la principal fuente de financiamiento para el desarrollo para América Latina y el Caribe.
Alrededor de 196 millones de pesos al mes lograban recaudar como producto de la venta ilícita de esta producción.
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Investigadores de la Universidad de León han aplicado redes neuronales artificiales a imágenes captadas con drones para reconocer, con un 95 % de acierto, la huella que dejaron las explotaciones auríferas de los romanos en el noroeste peninsular. El sistema se puede aplicar para reducir los riesgos asociados a las minas abandonadas, que causan pérdidas humanas y económicas en todo el mundo.
La empresa productora de cobre en nuestro país avanzó 23 lugares en la medición, siendo una de las tres compañías de todo el listado con mayor avance en la edición 2023 del ranking.
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La aplicación de nanopartículas, imperceptibles al ojo humano, pero hechas a partir de tierras raras y metales como níquel, hierro y cobalto, facilitaría la extracción de crudos pesados y extrapesados, que representan el 70 % de las reservas mundiales, reduce hasta un 60 % el agua requerida, disminuye el consumo de energía y en el proceso genera hidrógeno, uno de los elementos más importantes para la transición energética.