La migración de las ballenas es uno de los fenómenos más impresionantes y enigmáticos del reino animal. Cada año, estos cetáceos recorren miles de kilómetros entre zonas de alimentación y áreas de reproducción, siguiendo rutas milenarias con una precisión que aún asombra a la ciencia. Desde las costas heladas de los polos hasta aguas tropicales, su travesía no solo encierra desafíos físicos y ecológicos, sino también una gran relevancia para la conservación marina y la comprensión del cambio climático.

Mecanismos de orientación: ¿cómo se ubican las ballenas en el océano?

La capacidad de las ballenas para geolocalizarse en mar abierto ha sido objeto de numerosos estudios. Se ha demostrado que su sistema de navegación combina múltiples sentidos y estrategias. Entre las principales, destaca el uso del campo magnético terrestre como una suerte de brújula natural. Las ballenas pueden detectar las variaciones del magnetismo terrestre y utilizarlas para orientarse durante sus largas travesías, un mecanismo similar al de algunas especies de aves migratorias.

Otro factor clave es la memoria espacial. Las ballenas poseen cerebros altamente desarrollados, con estructuras asociadas al aprendizaje, la orientación y la socialización. Se cree que estas especies memorizan rutas migratorias y puntos de referencia geográficos a lo largo de generaciones, lo cual refuerza la hipótesis de que estos recorridos no son aleatorios, sino culturalmente transmitidos.

El oído también desempeña un papel fundamental. Las ballenas utilizan el sonido para comunicarse, detectar obstáculos y localizar bancos de kril o peces. Se ha documentado que las ballenas jorobadas, por ejemplo, entonan “canciones” complejas durante la migración, las cuales pueden variar entre poblaciones. Además, algunos estudios sugieren que podrían orientarse mediante la detección de infrasonidos generados por fenómenos naturales como las olas o las erupciones volcánicas submarinas.

Rutas migratorias y sus funciones ecológicas

Las rutas migratorias de las ballenas son recorridos regulares entre áreas de alta productividad alimentaria, como el Ártico o la Antártida, y zonas cálidas donde se reproducen y cuidan a sus crías. La ballena jorobada, por ejemplo, puede recorrer más de 8.000 kilómetros desde Alaska hasta las costas del Pacífico colombiano o mexicano. Durante el verano austral, se alimentan intensamente en aguas frías, acumulando reservas energéticas que les permiten ayunar mientras migran hacia zonas tropicales.

Estas rutas no solo son fundamentales para la reproducción, sino que tienen efectos ecológicos significativos. Las ballenas desempeñan un papel clave en el ciclo de nutrientes marinos. Al alimentarse en zonas polares y defecar en regiones más cálidas, redistribuyen nutrientes esenciales como el nitrógeno y el hierro, lo que estimula el crecimiento del fitoplancton. Esta acción favorece la productividad marina y contribuye a la absorción de dióxido de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático.

Amenazas contemporáneas: obstáculos en la migración

Pese a su resistencia y adaptabilidad, las ballenas enfrentan múltiples amenazas durante sus migraciones. La contaminación acústica derivada del tráfico marítimo, las exploraciones sísmicas y las maniobras militares interfieren con sus sistemas de ecolocalización, dificultando su orientación y comunicación. Esta alteración puede generar desvíos, colisiones con embarcaciones o incluso varamientos masivos.

Otra amenaza creciente es el cambio climático. Las alteraciones en la temperatura del océano y la distribución de las corrientes marinas modifican la disponibilidad de alimento y pueden forzar a las ballenas a adaptar sus rutas. Investigaciones recientes han mostrado que algunas poblaciones de ballenas azules han adelantado sus migraciones o han alterado sus zonas de alimentación como respuesta al calentamiento global.

La contaminación plástica y la pesca industrial también representan serios riesgos. La ingestión de plásticos o la captura incidental en redes (bycatch) afectan gravemente a muchas especies. Asimismo, el aumento del tráfico marítimo en rutas migratorias aumenta el riesgo de colisiones, lo que ha llevado a algunas organizaciones a proponer corredores marinos protegidos que permitan un tránsito seguro.

Aportes científicos de los estudios sobre migración

El estudio de las migraciones de ballenas ha aportado conocimientos clave para la ciencia marina y la biología de la conservación. Gracias al seguimiento satelital y el uso de tecnologías como la telemetría acústica, los investigadores han logrado trazar con precisión las rutas migratorias, identificar zonas críticas y evaluar el impacto humano sobre estos cetáceos. Este conocimiento ha sido esencial para el diseño de áreas marinas protegidas, como el Santuario de Fauna y Flora de Malpelo, que resguarda una parte vital de la ruta de la ballena jorobada.

Además, el comportamiento migratorio de las ballenas está siendo utilizado como un indicador del estado del océano. Cambios en sus patrones pueden advertir sobre desequilibrios ecológicos, sobrepesca o alteraciones en la temperatura del agua. Por ello, monitorear sus desplazamientos ofrece una herramienta complementaria para anticipar los efectos del cambio climático.

Por otro lado, los estudios sobre las vocalizaciones y la cognición de las ballenas han abierto nuevas vías para entender la evolución del lenguaje y la inteligencia en especies no humanas. El carácter social de estos animales y su capacidad para transmitir conocimientos a través de generaciones han motivado reflexiones sobre la cultura animal y los derechos de las especies.

La migración de las ballenas es mucho más que un fenómeno natural extraordinario: representa una interconexión ecológica entre regiones oceánicas distantes y un símbolo del delicado equilibrio de los ecosistemas marinos. Comprender cómo se orientan, qué obstáculos enfrentan y qué nos enseñan sus recorridos es fundamental para promover una conservación efectiva y adaptada a los desafíos del siglo XXI. Las ballenas, con sus rutas milenarias, nos recuerdan que los océanos no tienen fronteras y que su protección exige una colaboración internacional comprometida y basada en el conocimiento científico.

Referencias

Beaver, V. (2025). Bowhead Whale NOAA.jpg. Wikimedia Commons. [Imagen]. https://commons.wikimedia.org/w/index.php?title=File:Bowhead_Whale_NOAA.jpg&oldid=1007547647.

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​https://wewhale.co/es/2024/06/05/los-grandes-migrantes/​

Millien, V. et al. (2025). Migratory behaviour of humpback whales in the southeastern Pacific under climate change. Sci Rep 15, 3989.
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​https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/migracion-ballenas-ayudara-a-crear-nuevo-acuerdo-proteccion-oceanos_18007​

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​https://commons.wikimedia.org/w/index.php?title=File:Humpback_whale_(Megaptera_novaeangliae)_calf_Moorea_2.jpg&oldid=1035999132​

WWF. (2022). ¿Por qué las rutas migratorias de las ballenas son tan importantes?
​https://www.wwf.org.co/?378391/Por-que-las-rutas-migratorias-de-las-ballenas-son-tan-importantes​

Felipe Chavarro
Copy editor
Virtual Pro
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