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Imagen. / Pixabay

2022-03-28

Política de yodación de sal para consumo humano se está quedando corta


El yodo es un micronutriente esencial que se obtiene en la dieta y actúa como principal sustrato de la glándula tiroides para la síntesis de hormonas tiroideas, implicadas en el desarrollo ponderal (relativo al peso) y cognitivo del ser humano.

Una ingesta de yodo insuficiente durante la gestación aumenta la tasa de abortos, mortalidad perinatal y malformaciones congénitas; en el recién nacido, se asocia con bajo peso al nacer, bocio neonatal y cretinismo; en el niño y adolescente produce retardo mental y del crecimiento, sordomudez, anormalidades motoras e hipotiroidismo; en el adulto altera la función mental y disminuye la fertilidad. Una ingesta de yodo excesiva induce a hipertiroidismo; tiroiditis autoinmune; cáncer de tiroides y bocio (aumento de tamaño de la glándula tiroidea).

En muchos lugares del mundo, especialmente en países poco desarrollados y con dificultades para tener una correcta alimentación, las cifras de problemas en la glándula son más altas que en aquellos en que se consume yodo de manera habitual.

Los siete desafíos que conforman el talón de Aquiles de la política mundial de yodación de sal para el consumo humano son: 1) sostener la política, 2) eliminar la brecha entre explotación y comercialización de la sal, 3) prevenir la fortificación indiscriminada en los alimentos, 4) promover la educación sobre la ingesta de sal yodada, 5) controlar la ingesta excesiva de yodo, 6) equilibrar la ingesta óptima de yodo y reducir el consumo de sal, y 7) contar con suficiente información oficial.

Legislación: importante, pero insuficiente

La revisión de más de dos décadas de literatura científica confirmó que pese a que los países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) legislan sobre la yodación de la sal de forma obligatoria, la situación nutricional del yodo en el mundo es diversa cuando se presentan: 105 países con suficiencia, 18 en deficiencia y 9 en exceso, según el Global Scorecard 2021 de la Iodine Global Network (Red Global de Yodo); esto sin mencionar la cantidad de países en  donde el déficit y el exceso coexisten, como es el caso de Colombia.

Tanto el déficit como el exceso ponen en riesgo la salud de los seres humanos –quienes pueden padecer enfermedades tiroideas– y a la vez un resultado negativo de la política cuyo objetivo pretende prevenir los desórdenes por deficiencia de yodo. En este sentido, en algunos países el exceso inducido por la ingesta de dicho elemento es un resultado contrario a los fines de la política.

Las cifras son bastante variables con respecto a los resultados reportados en 2013 por Elizabeth Pearce, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (Estados Unidos), y María Anderson y Michael Zimmermann, del Instituto Federal Suizo de Tecnología.

Según la investigadora Anderson, “aunque la nutrición con yodo ha mejorado desde 2003, es posible que el progreso mundial se esté desacelerando”. Con sus colegas, compararon la evaluación del estado nutricional del yodo en el mundo para 2011, con los resultados presentados por la OMS entre 2003 y 2007 en 193 Estados miembros, concluyendo que la ingesta de yodo seguía siendo insuficiente para el 29,8 % de la población, y que aumentaba el número de países en donde la ingesta de yodo alcanzó el exceso.

Para 2013 se reportó una ingesta de yodo excesiva en 11 países, óptima en 111 y deficiencia de yodo severa, moderada y leve para 30, 9 y 21 países respectivamente.

Esta variabilidad en el resultado de la política pública se puede explicar si se interpretan los elementos de análisis en cada uno de los siete desafíos que enfrenta la implementación de la política pública mundial mediante la intervención masiva con sal yodada para el consumo humano.

Desafíos que no se superan

Aunque los indicadores de proceso, impacto y sostenibilidad propuestos por la OMS ofrecerían un control directo a la ingesta de yodo, el seguimiento discontinuo, las dinámicas desiguales y no considerar el contexto económico, geográfico, cultural y étnico de cada país, son factores que desestabilizan la implementación de la política tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo[1].

La fragmentación de la gobernanza entre actores políticos, económicos y comerciales en los procesos de explotación y comercialización de la sal perjudica el abastecimiento y la cobertura de la política.

Una consecuencia del problema es, por ejemplo, las formas indiscriminadas de fortificación y suplementación de productos alimentarios que se ofrecen en el comercio sin las especificidades de una población objetivo a ser intervenida.

Así, un país como Colombia –considerado por la OMS en las décadas de 1960 y 1970 como una nación de bocio endémico por déficit en la suplementación de yodo– pasó a ser en 1998 un país con “adecuada” suplementación.

Dicha calificación no permite apreciar en el siglo XXI la gran heterogeneidad regional, e incluso intrarregional, en la que coexisten territorios deficitarios con regiones sobresuplementadas y en las cuales prevalece el bocio. Por ejemplo, estudios del Ministerio de Salud de Colombia –adelantados entre 1999 y 2002– mostraron una clara desigualdad en la ingesta de yodo, que marcaba el déficit para las zonas rurales, mientras se pronunciaba el exceso en las zonas urbanas.

En Colombia la política de yodación de sal inició con la Ley 44 de 1947, “Por la cual se crea el Instituto Nacional de Nutrición e Investigaciones Fisiológicas y se provee la yodización artificial de la sal”.


El exceso en el consumo de yodo afecta seriamente la salud.El exceso en el consumo de yodo afecta seriamente la salud.


Alfabetización alimentaria

Si bien la epidemiología de la coexistencia de déficit o exceso en la ingesta de yodo debe ser ampliamente reconocida, un desafío relevante es la educación en salud para la ingesta de sal yodada en las poblaciones intervenidas, lo que permitiría ampliar o disminuir el impacto de la prevención.

En este sentido, el control de las fuentes de exposición a la ingesta de yodo diferentes a la sal evitaría casos como el de China, donde la ingesta de yodo fue excesiva debido al consumo de aguas naturalmente yodadas.

Por otra parte, valorar los hábitos de consumo mediante la medición de biomarcadores de impacto permitirá interpretar los cambios y el equilibrio entre la ingesta de yodo y la de cloruro de sodio en la población objeto.

Por lo tanto, una intervención informada producirá datos oficiales relevantes para los resultados de la política y la toma de decisiones, sobre todo en países como Colombia, en donde además de coexistir el exceso y el déficit en la ingesta de yodo, existen cinco regiones geográficas con diversidad étnica y cultural.

Por último, se recomienda analizar las variaciones del contexto en los países que han implementado la política universal de yodación de sal. Recientemente hemos realizado un análisis a la política de yodación de sal en Colombia que ya se encuentra en proceso de publicación.

*Para ampliar información de este trabajo de investigación consulte la Revista de Salud Pública de la UNAL

[1] Li M, Eastman CJ, Waite KV, Ma G, Zacharin MR, Topliss DJ, et al. (Jun 2008). Are Australian children iodine deficient? Results of the Australian National Iodine Nutrition Study. Med J Aust, 184(4), 165-9. Recuperado de doi.org/10.5694/j.1326-5377.2008.tb01831.x.

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