La transferencia de metal a las cabezas femorales puede producirse por el choque contra el armazón acetabular metálico tras una subluxación/dislocación, o cuando los restos metálicos entran en la zona de articulación. Estas transferencias hacen que la superficie de la cabeza sea más áspera, lo que aumenta el desgaste del polietileno en las prótesis totales de cadera. Actualmente, examinamos la rugosidad de la superficie de las cabezas femorales recuperadas con transferencia metálica. La perfilometría reveló promedios de rugosidad en las regiones de transferencia metálica de 0,380 μm para el CoCr y de 0,294 μm para el ZrO2, que eran un orden de magnitud más altos que los de los controles no implantados. La microscopía electrónica de barrido (SEM) reveló transferencias adherentes en estas recuperaciones, con presencia de titanio confirmada por espectroscopia de dispersión de electrones. Debido a la preocupación por el aumento del desgaste, se indujo la transferencia de metal en las cabezas no implantadas, que luego se articularon contra discos planos de polietileno en pruebas de desgaste por deslizamiento multidireccional. Se observó un mayor desgaste del polietileno en estas muestras en comparación con los controles no alterados. Las imágenes de SEM proporcionaron pruebas visuales de que las transferencias seguían adheridas tras las pruebas de desgaste. Los promedios de rugosidad antes y después de las pruebas superaron 1 μm tanto para las cabezas de CoCr como de ZrO2. En general, estos resultados sugieren que la transferencia de metal aumenta la rugosidad de la superficie de las cabezas femorales de CoCr y ZrO2 y que las transferencias pueden permanecer adheridas tras la articulación contra el polietileno, lo que provoca un mayor desgaste de éste.