La creciente necesidad de prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente está impulsando el uso de fertilizantes basados en microorganismos beneficiosos. Estos últimos pertenecen a una amplia variedad de géneros, clases y filos, que van desde bacterias hasta levaduras y hongos, los cuales pueden apoyar la nutrición de las plantas con diferentes mecanismos. Además, los estudios sobre las interacciones entre la planta, el suelo y los diferentes microorganismos están arrojando luz sobre sus interrelaciones, proporcionando así nuevas posibles formas de explotarlos con fines agrícolas. Sin embargo, aunque la inoculación de plantas con estos microorganismos es una práctica bien conocida, la formulación de inoculantes con un efecto fiable y consistente en condiciones de campo sigue siendo un cuello de botella para su uso más amplio. La elección de la tecnología para la producción de inoculantes y del portador para la formulación es clave para su aplicación exitosa. Este artículo se centra en cómo abordar los