El emprendimiento social se fundamenta en la gestión de oportunidades de negocio que se enfoquen en la solución de problemas sociales y medioambientales, creando utilidades de gran valor para la sociedad. Este catalizador de cambios, más allá de generar beneficios monetarios, se orienta principalmente a la producción de valor social que genere riqueza para la sociedad con transformaciones permanentes.    

El emprendimiento social es denominado como el cuarto sector, ya que se localiza en el centro de la filantropía, el sector público y los negocios tradicionales, basándose en la sostenibilidad empresarial que satisface las necesidades desde la innovación y contribuye con la solución de los problemas sociales, económicos y medioambientales.

Los emprendedores sociales están regidos por la responsabilidad, la perseverancia y el compromiso ético con la sociedad. Por lo cual sus acciones buscan hallar soluciones ingeniosas que faciliten la accesibilidad a servicios públicos, modelos de inclusión financiera, acceso a capacitación tecnológica y gestión de la calidad  para  agricultores, comunidades vulnerables, microempresarios comunitarios, entre otros.

El emprendimiento social convierte las problemáticas sociales en oportunidades con grandes potenciales para desarrollar productos o servicios, mejorando las condiciones de vida de las comunidades desde un vínculo que reúne a la empresa con la responsabilidad social y la benevolencia. En este sentido el emprendimiento social, debe articular equilibradamente los objetivos comerciales y sociales con la consecución de proyectos de gran valor social y económico que dignifican a las comunidades, las ciudades y los países.

Con lo anterior el modelo de negocio de las empresas sociales se encamina en la búsqueda  de construir externalidades que benefician a la sociedad, sosteniendo y garantizando el crecimiento económico de la organización. 

Una de las acciones significativas de emprendimiento social es la creación de un producto o servicio. Un ejemplo de ello es el emprendimiento del ingeniero perforador de pozos Ronnie Stuiver, quien adaptó un carrusel con una motobomba para succionar agua del subsuelo, logrando que mientras los niños de un pueblo sudafricano se divertían, se resolvía una necesidad fundamental de la comunidad.

Esta invención se emancipó con la gestión del ejecutivo publicitario Trevor Field, quien vió la bomba de agua carrusel en una feria de inventos. Para él, este ingenioso invento sería factible en muchas comunidades africanas, por lo que sugirió aprovechar el tanque de recolección del agua como medio para publicitar marcas de productos o servicios, con lo cual sería posible financiar el mantenimiento del sistema. Con el tiempo se creó el sistema de bombeo de agua PlayPump™.

PlayPumps SA (@PlayPumpsSA) / Twitter

Otras empresas que han adoptado un enfoque social invierten ciertos porcentajes de los retornos financieros en la dignificación de comunidades vulnerables. Un ejemplo de este tipo de emprendimientos es la empresa colombiana Blomm, dedicada a la producción de copas menstruales, con la misión de mejorar la salud de niñas adolescentes y mujeres adultas, creando productos de alta calidad, saludables y sostenibles y el desarrollo de proyectos educativos sobre salud y empoderamiento de la mujer. 

imagen. / BLOOM. Copa Menstrual Colombia: No estarás sola.

Otras formas de emprendimientos sociales son las empresas que generan impactos sociales positivos siendo responsables en las etapas de las cadenas de producción o distribución. Tal es el caso de la empresa colombiana de moda Wonder for People, quienes co-diseñan y producen calzado y accesorios con artesanos de comunidades campesinas o indígenas, logrando mejorar las condiciones de vida de las familias de 7 organizaciones artesanas campesinas y 3 organizaciones de artesanos indígenas.

      

Imagen. / Wonder For People

Finalmente se resalta la necesidad de que, desde las políticas y gestiones gubernamentales, la academia y el sector empresarial se promuevan y financien los proyectos de emprendimiento social. En medio de una cultura de competencia enfocada en la acumulación de riqueza es fundamental crear en las personas habilidades de emprendimiento, servicio, solidaridad y trabajo por los demás, en miras al logro de los objetivos de desarrollo sostenible.

Mauro Sastoque Campos
Periodista, escritor y diseñador para la comunicación gráfica
Revista Virtual Pro

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